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Macarena, la madre de David, el menor desaparecido al que ella asegura haber tirado a un contenedor, padece una enfermedad mental. En su declaración ante la Guardia Civil, muestra un «delirio creado por la obsesión una conspiración contra ella».
Dijo que «llevaba dos días con fiebre y le di una jeringuilla con agua», según su declaración. “En ese momento no era yo, estaba como drogada, no sé si es un sueño o es real. Existe una conspiración familiar contra mí de toda mi familia.
Quieren quitarme a mi hijo”.
Acusó a la novia de uno de sus tres hijos. «Está metida en temas de narcotráfico«, explicó. Insistió también en que llevan «años» envenenándola a ella y a su hijo discapacitado. Por otro lado, aseguró que había encontrado en casa heroína y cocaína.
Ante la policía, Macarena cambió su versión y aseguró que David había muerto antes, el día 8 de septiembre, debido a varias fiebres. La mujer ha mantenido que salió de su casa en Morón de la Frontera el día 12 de septiembre con el niño. Llegó con él ya muerto a Talavera de la Reina, al hotel Los Perales. Declaró que entró en un bazar chino y compró una manta para taparlo. El empleado del hotel afirmó que vio al niño «dormido». En el hotel, a las doce y media la madre bajó a la calle, metió a su hijo en el coche y condujo en dirección hacia Madrid.
«Yo no quise dejar a mi hijo en el contenedor, pero no sabía qué hacer», afirmó a los investigadores. La silla de ruedas la dejó muy cerca del contenedor tras «pasar unos túneles» y finalmente llegar a la gasolinera de Carabias. Posteriormente, afirma, «sentí el deseo de contar lo que había pasado».
Macarena sufre trastorno bipolar. Ya protagonizó un intento de fuga con su hijo discapacitado el 19 de octubre de 2019. Cogió un taxi desde Málaga hasta Puerto Real, en Cádiz. La Guardia Civil de Tráfico encontró en un descampado a la mujer que les dijo que tanto ella como su hijo se encontraban mal y que su familia le quería matar. Fue ingresada en el hospital Puerto Real de Cádiz y David quedó a cargo de su padre.
Su hija mayor ha declarado que Macarena había protagonizado un cambio en los últimos meses. Iba cada día a misa y había cambiado su forma de vestir y hablar. Estaba convencida de que la religión podría ser la solución a los gravísimos problemas de salud de su hijo.
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