La Guardia Civil ha detenido en las últimas horas en Barcelona a un mafioso italiano de 42 años. Estaba condenado a 19 años por delitos de tráfico de drogas.
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La Guardia Civil ha detenido en las últimas horas en Barcelona a un mafioso italiano de 42 años. Había huido en 2017 tras ser condenado a más de 19 años de prisión por delitos de tráfico internacional de drogas y pertenencia a una organización criminal relacionada con la mafia.
La Guardia Civil ha detenido al mafioso italiano
La Guardia Civil ha detenido en Barcelona al ciudadano Italiano G.T, de 42 años de edad, natural de Vibo Valentia (Italia). Huía de las autoridades italianas desde el año 2017, tras ser condenado a una pena de más de 19 años de prisión por delitos relacionados con el tráfico internacional de drogas y pertenencia a organización criminal, concretamente a la mafia N´Drangheta.
Según indican desde la Guardia Civil, el detenido llevaba oculto en España desde hace más de 3 años para eludir de la acción de la justicia. Residía en pleno centro de Barcelona, donde pasaba totalmente desapercibido, no manteniendo contacto con los vecinos ni llamando la atención con su rutina diaria. En sus desplazamientos tomaba medidas de seguridad para detectar la posible vigilancia a la que pudiera estar sometido, conocedor de su condición de huido de la justicia.
Operación Tricolore
El detenido fue abordado por agentes de la Guardia Civil de Barcelona en las proximidades de la Plaza de la Universidad de la misma ciudad, cuando abandonaba su domicilio.
La operación ha sido realizada por agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Zona de Cataluña conjuntamente con el Equipo de Huidos de la Justicia de la Unidad Central Operativa (UCO) del mismo Cuerpo.
Cómo eludió la justicia
El modus operandi de estas personas que una vez condenadas en su país deciden eludir la acción de la justicia, es trasladarse a otros países. En el caso de los italianos, España es el país más apreciado, manteniéndose en la clandestinidad. Los prófugos se proveen de documentos falsificados y llevan una vida discreta, sin grandes lujos que pudieran llamar la atención, para poder dedicarse a su actividad ilícita en unas funciones más directivas, cediendo las actividades de ejecución a otros miembros de la organización no reclamados.
