A finales de agosto, la Audiencia de Valencia reabrió el caso de las niñas desaparecidas en Alcàsser 30 años y ahora solicitan analizar once pelos que podrían pertenecer al principal sospechoso de la desaparición y asesinato de las menores.
30 años después de su desaparición, y con el estreno de un reportaje en televisión sobre el caso, juzgado de instrucción número 6 de Alzira mantiene abierta la investigación. La Asociación Laxshmi para la Lucha contra el Crimen y la Prevención, ha solicitado que se realicen pruebas genéticas a once pelos hallados en los cuerpos en Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez, las tres chicas asesinadas en el caso Alcàsser.
La jueza encargada del caso tiene que aprobar el análisis.
La acusación particular afirma que estos pelos apuntarían a la autoría de Antonio Anglés, fugado desde 1992, y las pruebas genéticas apuntalarían las garantías de llevarlo a juicio en el caso de que se diera con su paradero y fuera detenido.
La jueza del caso incorporó al procedimiento nuevos testimonios de marineros del buque con el que pudo huir el fugado a Irlanda en 1992.
Un miembro del barco confirmó haber visto a Anglés como polizón en el barco. La Policía le exhibió una fotografía para identificar a Anglés, según confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV).
También se ha acordado que la Policía trate de identificar al empleado de una agencia de transportes que contactó en su día por teléfono con el buque mercante y habló con el polizón.
Antonio Anglés, considerado el autor material del triple crimen de las niñas de Alcásser, continúa en paradero desconocido. Mientras no se le encuentre, vivo o muerto, no se cerrará el caso. Al menos hasta 2029.
La familia trata de mantener vivo un caso que marcó a la sociedad española en los noventa, y al que le quedan ocho años para poder encontrar y enjuiciar a Anglés, ya que pasada esa fecha se extinguiría la responsabilidad del presunto asesino.
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