Jean Pierre Bély, este es el nombre del sexagésimo sexto taumaturgo de Lourdes. El hombre padecía esclerosis múltiple y su enfermedad estaba tan avanzada que no podía moverse en absoluto. Pero una peregrinación a Lourdes cambió todo eso.
Jean Pierre Bély era un enfermero al que le encantaba su trabajo, pero en 1982 empezó a experimentar los primeros síntomas de lo que descubriría que era Esclerosis Múltiple. A los cinco años de sus primeros síntomas, Jean estaba completamente incapacitado y tuvo que dejar su trabajo, ya que sus habilidades motoras eran prácticamente inexistentes.
Cuando pierde la esperanza en la medicina, Jeanne recurre a la fe.
Después de recibir el Sacramento de la Reconciliación y la Unión de los Enfermos, Jean siente un frío, seguido de una fuerte sensación de calor, pero lo sorprendente es la sensación de paz y bienestar que siente.
Solo en su habitación, el hombre es llamado en un sueño por una suave voz que le dice «Levántate y camina». Sin más dilación, Jean, que lleva cinco largos años inmóvil en su cama, se levanta y empieza a caminar, cojeando al principio y luego cada vez mejor.
Jean no informó inmediatamente a la consulta médica de Lourdes, pero una vez en casa fue visitado por su neurólogo y el médico que le había diagnosticado la enfermedad cinco años antes.
Hay gritos de milagro, pero aún es demasiado pronto para saberlo. Pero una cosa es cierta: el hombre está completamente curado. Se creó una comisión para estudiar su historial médico, Jean fue controlado durante toda su vida y la enfermedad no volvió a aparecer. Y finalmente, en 1999, el obispo de la diócesis de Angulema emitió su sentencia, declarando a Jean el milagrero número 66 de Lourdes.
El milagro de Jean ocurrió hace 10 años y, como la mayoría de las víctimas del milagro de Lourdes, afectó a un ciudadano francés. Sin embargo, recientemente se ha producido un caso de una mujer italiana y un caso muy similar al de Jean. Rosa Mollica, así se llama, vive en Rieti y le diagnosticaron esclerosis múltiple hace más de veinte años. Rosa no estaba completamente enferma, pero todavía tenía que moverse con un bastón para mantener el equilibrio.
En 2009 Rosa decidió, junto con otros peregrinos que también eran miembros de la Asociación Italiana de Esclerosis Múltiple, hacer la peregrinación a Lourdes. Al igual que sus compañeras, se sumergió en las piscinas de la famosa gruta. Una vez en su habitación, comenzó a sentir un extraño cosquilleo en la pierna y siguiendo su instinto y su Fe, Rosa dejó caer el bastón y comenzó a caminar sola. La noticia se difundió rápidamente y su compañera entregó inmediatamente la documentación médica al consultorio médico de Lourdes. El milagro aún no había sido comprobado, y una comisión estaba a cargo, pero Rosa ya estaba completamente curada.
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