Para Joanna Francis, encontrar un marido, un compañero, es realmente difícil porque esta mujer parece vivir como si todavía estuviera en 1939, durante el período de la Segunda Guerra Mundial.
La mujer está tan fascinada y encantada con ese periodo histórico que no sabe lo que es la tecnología.
En su casa no hay televisión ni otros objetos o dispositivos tecnológicos, ni siquiera tiene una lavadora.
Su casa y no sólo su vida se ven afectadas por los tiempos de guerra, no hay nada que recuerde a la tecnología en su casa.
Para hacer té, tiene que partir leña, poner agua en el fuego y encender la estufa.
Espera encontrar un compañero que pueda compartir esta pasión y estilo de vida con ella, no se sabe cuántas personas, hombres, están dispuestos a hacer este sacrificio.
La mujer también es muy autodespreciativa y dice que nació unas décadas más tarde que otros. Afirma haber tenido novios, al principio, sus novios parecían sentirse atraídos por este estilo de vida, pero con el tiempo empezó a resultarles difícil vivir así.
La mujer afirma que se ocupó de ellos en todo momento como una verdadera ama de casa, cocinaba, planchaba para ellos y les preparaba el té y la comida.
La mujer afirma que las personas que aceptan ese tipo de vida están muertas o incluso tienen más de noventa años. Pero no se rinde y sigue buscando con la esperanza de encontrar a la persona que pueda compartir este estilo de vida suyo.
Joanna Francis vive en un pueblo inglés del condado de Lincolnshire. Su hogar, su casa, recuerda a los años 40, en plena guerra. Su vida, su casa, está anclada en el periodo de guerra del que no quiere desprenderse y quiere seguir viviendo así.
La mujer, como ya se ha dicho, no tiene televisión. Aunque tiene una lavadora, no la utiliza desde hace unos diez años. No tiene coche y para desplazarse utiliza una bicicleta que data de 1973 para ir al trabajo y hacer todos los recados necesarios para su vida.
No tiene un PC y ni siquiera sabe lo que es. Es como si su vida siguiera en 1939 y no se moviera de ahí. No sólo su vida, su casa, sino también sus ropas se ven afectadas por esa época y rastrean ese período; está todavía, atrapada en ese período del que dice estar encantada y hechizada. El baño de su casa está hecho con un cubo de hojalata y para calentarse utiliza una estufa de carbón.
Tiene un teléfono móvil, útil para el trabajo, y el tono de llamada le recuerda a la alarma de un avión. Una mujer atípica, peculiar, fascinada por ese periodo histórico, siempre desde que era una niña. Le fascinan los museos históricos, donde se siente a gusto y puede sentirse bien.
Lee libros sobre la Segunda Guerra Mundial y se pasa la vida leyendo. Lo único que lamenta es un hombre con el que compartir y vivir esta pasión.
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