Gambia, ubicado en África Occidental, es un lugar donde los riesgos y peligros para la salud están casi a la orden del día. Incluso para los animales. Y a menudo, las víctimas son perros y gatos que viven en la calle.
Estos animales tienen, cada día, un enemigo mortal contra el que luchar. Esta es la mosca tumbu, una mosca muy pequeña pero mortal capaz de haber devorado un perro desde dentro.
La mosca del tumbu acostumbra a depositar sus larvas en la arena y, en cuanto un animal se tumba inadvertidamente sobre ella, estas mismas larvas se adhieren a su cuerpo caliente.
Se alimentan de mamíferos y, de este modo, pueden aumentar hasta convertirse en grandes gusanos y debilitar a su desprevenido huésped hasta el punto de morir.
Fue un activista de los animales quien encontró a un cachorro enfermo en la calle. El hombre la llevó inmediatamente a su veterinario local en la Clínica Veterinaria Touray & Meyer. Aquí, extrajeron más de 100 gusanos de su cuerpo. Empezaron con sus piernas. Entonces el veterinario le apretó la piel hasta que apareció el primer parásito. El momento más difícil fue cuando procedieron a liberar su vientre. Fue un procedimiento muy doloroso, sobre todo teniendo en cuenta su debilidad.
Por desgracia, no se extrajeron todas las larvas. Algunos fueron comidas por el propio perro. Una vez retirados todos los animales peligrosos, aún quedaban algunos agujeros claramente visibles en el cuerpo del perro. Agujeros que, sólo con tiempo y cuidados especiales, podrán sanar.
Los procesos implicados en la mosca del tumbu se definen genéricamente como miasis, del griego myia, «mosca». Se trata principalmente de parásitos causados por larvas de dípteros en el interior de los tejidos vivos de los mamíferos, tanto de los animales como de los seres humanos. Se diferencian entre sí por la colonización de los cadáveres por las larvas de moscas y moscardones. La larva del díptero, por tanto, se desarrolla bajo y dentro de los tejidos del huésped, causando lesiones agudas.
En algunas especies de dípteros, este procedimiento es absolutamente indispensable para que el insecto complete su ciclo vital. Se denominan meiasis obligatorias y pueden afectar a algunas especies de la familia Oestridae, que penetran también en los tejidos intactos.
En cambio, en muchas otras especies, las meiasis son comportamientos ocasionales. Algunas de ellas, por tanto, suelen verse favorecidas por la presencia de heridas en la piel del huésped que inducen al insecto adulto a poner sus huevos de los que, en una fase posterior, se originan las larvas. En estos casos, se habla de miasis facultativa. Algunas especies de moscardones también pueden ser responsables.
Se puede hacer. La prevención puede lograrse sobre todo mediante el control de las poblaciones de insectos. Sin embargo, se han obtenido otros buenos resultados mediante el lanzamiento de machos estériles, acción que impide la reproducción de las hembras y reduce así la presión parasitaria. En los animales de pastoreo, por último, se utilizan tratamientos insecticidas, como repelentes que se rocían sobre la piel o prácticas más drásticas como el mulesing, comúnmente utilizado en las explotaciones ovinas de Australia. Sin embargo, este tratamiento ha sido fuertemente criticado por el sufrimiento causado a los propios animales.
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