Estamos en el Centro de Conservación de Elefantes en Florida, Estados Unidos. Una cría de elefante es encontrada encadenada en el suelo, rodeada de guardias del parque que la maltratan con cuerdas y palos. Parece imposible, pero estas escenas ocurren justo bajo el pretexto de la «protección de los animales».
Lo cierto es que detrás de estos crueles métodos se esconde una industria del entretenimiento a la vieja usanza.
El centro de Florida está administrado por el Circo Americano de uno de los hermanos Ringling.
En estas instalaciones se crían y entrenan elefantes para espectáculos circenses. Las fotos que mostramos documentan la separación de los elefantes de sus madres poco después del nacimiento y también muestran las tan discutidas prácticas de formación.
Una parte del entrenamiento se realiza con un instrumento cruel, conocido como «goad» o «ankus». En la parte superior de este bastón de domador hay dos cuchillas, que se utilizan directamente en la piel bastante sensible del animal.
Las imágenes son una prueba no solo de la tortura física sino también de la mental de los elefantes. Por ello, no es de extrañar que este instrumento haya sido prohibido en muchos estados americanos.
La doma es bastante dolorosa. Se puede saber por el número de elefantes que no se salvan con este procedimiento. Ricardo, un cachorro de ocho meses, fue sacrificado tras romperse dos patas al caerse de la plataforma en la que se entrenaba. Hace unos años, un elefante de tres años se ahogó al escapar del palo utilizado por su domador.
Debido a incidentes como este y a imágenes como estas, publicadas por Sam Haddock, antiguo entrenador del circo, Ringling ha puesto fin a este programa de entrenamiento. Los elefantes, ya ancianos, son devueltos al lugar donde fueron torturados. Sin embargo, no está muy claro lo que ocurre entonces ahí dentro, según algunas declaraciones de la empresa, los animales también se utilizan para la investigación del cáncer. No sabemos si esto es cierto, lo que sí es cierto es que sigue habiendo animales maltratados en todo el mundo. En Tailandia, la doma de estos animales se llama incluso «tortura de elefantes», precisamente por la violencia que se ejerce sobre ellos y la falta de sueño y comida que se les obliga a soportar.
Si continúan estas terribles prácticas con los animales, pensamos que habría que obstaculizar todos los espectáculos, circenses o no, en los que participen. Hay muchas asociaciones de protección de la fauna y los parques que luchan por prohibir permanentemente este tipo de violencia sobre los elefantes de circo, como por ejemplo, la Save Elephant Foundation o el Elephant Nature Park. En Italia, la LAV trabaja desde hace más de 40 años en la defensa de los animales de circo, elefantes maltratados en su «entrenamiento» y de todos los animales en general. La asociación lucha enérgicamente por la afirmación de los derechos de los animales y contra cualquier forma de explotación animal.
Compartir estas imágenes y la historia de estos animales es solo el primer paso. Hay que dar a conocer lo que puede ocurrir entre las bambalinas de un espectáculo tan vistoso pero por desgracia, al mismo tiempo tan feroz como el circo.
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