Italianos, gente de santos, poetas y navegantes, ahora son fotoperiodistas gracias a Smart Phones y 'selfies'.
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Si en el siglo XIX el nacimiento de la fotografía representó la culminación de un pasaje secular de la trascendencia a la inmanencia, expresión de una cultura ilustrada que afirmó la centralidad de la vida vivida de los individuos hasta el punto de convertirla en el eje de su representación.
Ahora parece que estamos asistiendo a un proceso opuesto de reinterpretación creativa de la realidad, con fotografías de reportaje que recrean la realidad optando por una fotografía «escenificada», «estudiada» simulando estar en fiestas falsas.
Fiestas falsas en Italia
Es el elemento inesperado y esquivo de la realidad lo que parece aterrador, es el uso de la fotografía como herramienta de comparación y descubrimiento del mundo y de los demás lo que parece disolverse.
Quizás por eso miramos con cada vez mayor escándalo esa fotografía que se acerca demasiado al sujeto, que muestra la evidencia del dolor, la crónica que habla de vidas desnudas. La realidad y el look de Einaudi.
Dos millones de fotoperiodistas
Italianos, gente de santos, poetas y navegantes y ahora, gracias a los Smart Phones, también fotoperiodistas. Y se sabe desde tiempos inmemoriales que este último, que es la profesión de fotoperiodista, requiere en ocasiones la alteración de la realidad, en inglés fake, para acercarla al concepto que se quiere representar.
Dicho esto, en tiempos de crisis, para mantener el estatus social algunos de nosotros hemos alterado la realidad a través de los llamados «selfies «. (El término derivado del idioma inglés, es un autorretrato realizado a través de una cámara digital compacta, un teléfono inteligente , una tableta o cámara web apuntada hacia usted o un espejo, y compartida en las redes sociales)
De esta forma se representaron a sí mismos decididos a disfrutar de unas vacaciones de lujo «sin un euro en el bolsillo».
Al menos dos millones de italianos simulan las vacaciones con selfies
En resumen, nos dicen mentiras, con la ayuda de programas y aplicaciones que le permiten manipular las características de su sala de estar real, agregando el fondo de una ubicación de ensueño.
Dejemos que Francesco Guccini nos cuente las hazañas de Cristóbal Colón con la canción del mismo nombre. Sin embargo, tenga cuidado con el final, cuando la cortina de niebla se levante y nuestro héroe tenga una premonición de en qué se convertirá la tierra que acaba de descubrir. Aquí está el texto:
CRISTOFORO COLOMBO – Francesco Guccini (2004)
«Italianos, pueblo de santos, poetas y navegantes
Cristóbal Colón. Y navega, navega lo más lejos posible
de esa ensordecedora mentira que navega, navega,
en su corazón la Niña, la Pinta y la Santa María.»
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