Un joven se acerca a un anciano vendedor ambulante y le compra toda su mercancía. Es una hermosa historia que viene de México y precisamente de la ciudad de Tlaquepaque de San Pedro, ubicada en el estado de Jalisco -en el occidente del país, con vista al Océano Pacífico-: el viejo vendedor ambulante se detiene, se sienta en un escalón de la calle para tratar de vender su mercancía, dulces, y en algún momento el joven se le acerca.
Los dos hombres comienzan a intercambiar algunas palabras, evidentemente en español, y al final el vendedor ambulante abraza al otro, deshaciéndose en lágrimas: son lágrimas de alegría y gratitud, porque el forastero acaba de decirle, tocando los paquetes de dulces y fijando el precio, que le habría comprado todo.
El generoso comprador se limitó a explicar que era su cumpleaños y que quería hacer un bien, hacer feliz a alguien.
El anciano también le mostró al joven que tenía una pantorrilla vendada, haciéndole comprender que el dinero que le había dado habría servido para curarlo, por lo que le dio más. El vídeo de la conmovedora escena lleva una semana circulando por la red: también se puede encontrar en YouTube.
Hay muchos vendedores ambulantes en México, uno de los países más corruptos del mundo, donde hay gente muy rica, que tiene un trabajo decente o más que decente, mientras que muchos otros viven incluso por debajo del umbral de la pobreza -casi 40 millones de los más de 110 habitantes-.
Los vendedores ambulantes, por ejemplo, que entre otras cosas son en su mayoría personas mayores, como el hombre que mencionamos anteriormente. Venden por poco dinero cualquier cosa: comida, más o menos dulce -a veces incluso pavos-, periódicos, globos para niños, refrescos, discos y DVD piratas, pilas e incluso medicamentos.
Hace unos años, un pequeño canal de televisión difundió un vídeo en el que se veía a un vendedor ambulante, Manuel, que entonces tenía 10 años, siendo hecho llorar por un policía, identificado posteriormente como Juan Diego López Jiménez. Ocurrió en Villahermosa, capital del Estado de Tabasco, en el sur del país.
La impactante película, que en pocos días alcanzó más de tres millones de visitas, despertó la indignación de muchos. Incluso el Consistorio intervino, definiendo el hecho como «deplorable, ofensivo y violatorio de los derechos humanos de los niños» y la Comisión Estatal de Derechos Humanos -Comisión Estatal de Derechos Humanos, abreviada CEDH- ofreció asistencia psicológica y médica al niño, que entre otras cosas era huérfano y vivía con una tía.
Llegados a este punto, no podemos evitar pensar en la canción Mexico Clouds (1970), interpretada por primera vez por Enzo Jannacci con el título Mexico and Clouds, y luego por otros artistas italianos. La letra de la canción habla de México como «la cara triste de América», que da ganas de llorar a quienes la visitan: desde cierto punto de vista, por desgracia, no se puede negar. Al menos, el anciano vendedor ambulante de San Pedro Tlaquepaque tuvo algo de suerte.
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