Las proximidades de las vías del tren pueden ser lugares realmente peligrosos.
Las líneas amarillas, de hecho, marcan el límite máximo de aproximación.
Cada uno de nosotros, al menos una vez en su vida, ha tenido ocasión de leer o escuchar la historia de trágicos accidentes ocurridos precisamente en estaciones de tren.
La historia que queremos compartir con ustedes se refiere a un perro que cayó accidentalmente a las vías. Una dinámica que desencadenó inmediatamente el pánico entre las personas presentes en el lugar. Todos estaban ansiosos por ayudarle, sobre todo porque el tren llegaría en cualquier momento, pero fue una mujer de buen corazón la que intervino.
Saltó a las vías, cogió rápidamente al perro y lo puso a salvo en el andén en cuestión de segundos. Su acción, que no estaba exenta de riesgos, despertó el asombro de los espectadores, que instintivamente la llamaron loca. Pero fue un juicio precipitado que se extinguió casi de inmediato, dado el valor demostrado por la mujer, ¡que fue considerada una heroína por todos los presentes!
Pero, ¿qué ocurre cuando los animales se acercan demasiado a las vías del tren? En el peor de los casos, accidentes.
Sin embargo, en circunstancias menos dramáticas, simples retrasos. Pueden ser perros callejeros, vacas o rebaños de ovejas. Todas las circunstancias que suelen obligar a los maquinistas a reducir la velocidad de los trenes, generando ralentizaciones y retrasos.
Japón es una nación adelantada. Desde muchos puntos de vista. Hablamos, en efecto, de un país que ha considerado seriamente todos los riesgos derivados del tránsito de animales por las vías férreas. Riesgos, obviamente, que afectan a los propios animales pero también a los pasajeros de los trenes. Japón, de hecho, parece haberse convertido en uno de los lugares más seguros especialmente para una especie: las tortugas.
La protagonista de esta iniciativa es la Compañía de Ferrocarriles del Oeste de Japón, que ha decidido instalar túneles bajo las vías para que las tortugas marinas puedan cruzar los raíles sin arriesgar su vida.
Estadística en mano, son muchos los reptiles que, cada año y dada la cercanía al mar, acaban atascados entre las vías de los trenes, perdiendo la vida o provocando retrasos y averías en los trayectos. Porque son todo menos infrecuentes los casos de tortugas que, en su intento de cruzar, acaban atrapadas entre los raíles. Por lo tanto, al no poder salir, se ven obligados a seguir el camino forzado hasta que se encuentran frente a un mecanismo interruptor. Y es precisamente aquí donde a menudo se atascan.
Por ello, la compañía ferroviaria japonesa ha optado por la creación de túneles bajo las vías, que ya están en pleno funcionamiento. Y en los últimos meses, diez reptilianos han sido ya fotografiados mientras los atravesaban sin ser molestados. Diez vidas salvadas y, potencialmente, diez accidentes o retrasos de trenes menos. Circunstancias, por tanto, que han ahorrado tiempo y dinero. Los japoneses han sabido conciliar el respeto a la naturaleza y las necesidades humanas. Y no es la primera vez.
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