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Amelia Dyer, en la época victoriana, fue la criadora de bebés inglesa que mató a más de 400 niños; llamada la Killer Farmer por su salvajismo. Esta es su historia olvidada de Amelia Dyer, la asesina de bebés.
En la época de la reina Victoria, Inglaterra no era en absoluto un lugar seguro.
Basta pensar en el médico Harold Shipman, que mató a 250 pacientes, y en el famoso Jack el Destripador.
Olvidada en los archivos de los tribunales y de la policía está la historia del asesino más cruel de Inglaterra.
Amelia Dyer, de hecho era una criadora y mató quizás a unos 400 niños. La estimación es aproximada. El infanticidio estaba muy extendido en la Inglaterra victoriana.
En aquella época una ley permitía al padre no legítimo abandonar a la madre y al niño sin ninguna responsabilidad. Una madre que ha concebido un hijo sin casarse suele tener que trabajar como prostituta para mantenerse. Las alternativas eran peores: morir de hambre o dejar morir al niño.
El problema del nacimiento de hijos ilegítimos estaba muy extendido en la época. Por esta razón, los Baby Farmers se afianzaron. Estos ofrecían un refugio a las madres con bebés.
Amelia Dyer, se convirtió en criadora al enviudar a los 32 años. Ella misma tuvo una niña y se empleó como enfermera. Sólo más tarde, cuando pidió consejo a una comadrona, se dio cuenta de que podía ganarse la vida acogiendo a las parturientas y criando a sus bebés hasta la adopción. Evidentemente, se cobraba por este servicio.
Los padres de las desafortunadas mujeres pagaban considerables sumas de dinero para garantizar un lugar seguro para los niños. Amelia, decidió matar a los niños estrangulándolos, en lugar de dejarlos morir de hambre. Ya en 1879 un médico acusó a Dyer de descuidar a los niños, al haber observado muchas muertes sospechosas.
Como resultado de las acusaciones, la mujer cumplió una condena de seis meses de prisión. Tras esa experiencia, Amelia empezó a tener tendencias suicidas y a consumir alcohol y opio.
Su actividad como asesina continuó, pero la mujer se deshizo ella misma de los cuerpos de los niños. Los médicos ya no estaban involucrados.
El criador cambiaba a menudo de ciudad y de identidad. Con esta estratagema evitó demasiadas preguntas y escapó a las indagaciones de las familias de los niños asesinados. De este modo, el asesino de Victoria también pudo eludir a la policía.
Un día, para su desgracia, se encontró a orillas del Támesis el cuerpo sin vida de Elena Fry, una niña envuelta en papel de regalo. El policía que encontró al niño pudo leer una inscripción en el papel, que hacía referencia a la señora Thomas.
La policía no tardó en ponerse tras la pista del asesino de Victoria y gracias a la complicidad de una mujer descubrieron el lucrativo negocio de las adopciones. Se registró el domicilio de la mujer y se encontraron pruebas concluyentes de su culpabilidad. Entre los diversos objetos, cartas y otras cosas se encontraron tiras de cinta de tela con las que Amelia estranguló a los niños.
Dyer fue detenida y la policía continuó registrando el Támesis, donde se encontraron otros seis cadáveres de niños. El 22 de mayo de 1896 la mujer fue juzgada y condenada a muerte. Aunque Amelia sólo fue condenada por un asesinato, se cree que sus víctimas fueron unas 400. El 10 de junio de 1896 fue ahorcada en prisión.
Hay que considerar esos tiempos como tiempos tristes con mucha pobreza. En aquella época, además de la crueldad con las almas inocentes, había mucha indiferencia.
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