El crecimiento de la curva de infectados por COVID-19 avanza y, gracias a las vacaciones de semana santa, se espera un aumento de todas las variables de referencia: del 29% en el número de muertes, del 24% respeto a los casos confirmados, del 3% en hospitalizaciones y del 2% en ingreso en UCIS.
Según los datos del PreCov2 la tendencia de crecimiento de todos los datos de referencia marca el comienzo de la anunciada cuarta ola «Se veía venir. La tendencia no era buena. Aunque desde mediados de marzo estábamos en unas incidencias totalmente razonables, que hacían más fácil controlar la situación, e incluso revertirla, los últimos diez días han sido de subida.
Había comunidades con unos datos muy buenos, y no hubiera costado mucho mantenerlos», afirma Quique Bassat, investigador del ISGlobal, de Barcelona.
A pesar de las medidas de restricción en semana santa y el buen comportamiento de casi toda la población de españoles, la cuarta ola era un tema de esperar ya que el plan de vacunación no avanza según lo planeado. Los expertos coinciden en señalar que no hay que culpabilizar a la población, ni mucho menos, pero sí hacernos conscientes de que todo lo que se flexibiliza entraña un peligro y esto es lo que sucede cada vez que un gobierno autonómico flexibiliza o elimina una medida de protección.
Además, para Nistal un punto muy importante es el control con el que cuenta cada comunidad autónoma gracias a los cierres perimetrales durante la pascua «donde se ha sido más escrupuloso con las medidas, se verá que los resultados son mejores, y a la inversa. Además, el efecto positivo que seguro va a tener la inmunización sobre la incidencia, también será un factor motivador para la gente, que aún la hay, que no se quiere vacunar. Y no solo por su seguridad, sino por la libertad que implica», señala.
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