El sector del ocio nocturno es el que más está acusando los efectos de la pandemia en los cinco continentes, según los datos manejados por la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas. Sus locales llevan cerrados en España prácticamente desde hace un año, un cierre tan solo mitigado por el breve respiro del verano pasado, en el que no faltaron horarios de toques de queda, restricciones al aforo y un cierre de fronteras apenas abierto por visillos durante los meses de julio y agosto.
Con una industria que factura en todo el mundo unos 3.000 billones de dólares, venía dando trabajo a 150 millones de trabajadores. A finales de 2020, las pérdidas mundiales ascendían a un global de 1500 billones de dólares. Solo en España se llegaron a perder 300.000 empleos del ocio nocturno el año pasado.
La prueba piloto desarrollada el último fin de semana de marzo en el Sant Jordi de Barcelona ha vuelto a poner de actualidad la campaña desarrollada por las asociaciones de ocio nocturno, porque han visto en ella una prueba de la viabilidad de la apertura de locales after hours siempre y cuando se respeten medidas de protección de las personas compatibles con el desarrollo de la actividad económica.
Aunque España no es el único país afectado por el cierre de estos establecimientos, a nadie se le escapa que el turismo nacional descansa en el reclamo del ocio nocturno. La campaña “SOS Nightlife” trató de llamar la atención sobre la importancia de elaborar un plan para salvar al sector durante la pandemia. Ahora, sus asociados tratan de reclamar a los gobiernos que aborden medidas para planificar una desescalada que permitan salir del hoyo a tantos y tantos negocios.
En los últimos tiempos, asistimos a la proliferación de fiestas ilegales de jóvenes donde, según los empresarios del ocio nocturno, el coronavirus campa con una mayor libertad que en los locales de su propiedad. Señalan que en las discotecas o espacios de ocio existen medidas de seguridad y control y que muchos establecimientos ya han implantado protocolos sanitarios aceptados internacionalmente.
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