Madre de tres hijos recibe 18,09€ del Ingreso Mínimo Vital. La pandemia ocasiona estragos en la economía de las familias y el IMV no es la solución.
Una madre con tres hijos ha recibido 18,09€ del Ingreso Mínimo Vital. La mujer indica que tiene una discapacidad del 50% por la que no recibe ninguna retribución.
Madre de tres hijos recibe 18,09€ del Ingreso Mínimo Vital
Sonia Garrido es una madre soltera de tres hijos que solicitó el Ingreso Mínimo Vital para poder sacar adelante a su familia. Su sorpresa ha sido cuando le ingresaron en su cuenta tan solo 18,09€, lo cual «es una cantidad vergonzosa, absurda».
Una cifra que no le alcanzaría a ninguna familia para subsistir. La mujer además, tiene una discapacidad del 50% por la que asegura no recibir ningún tipo de retribución económica. Así lo ha contado Sonia en el programa «Cuatro al día».
Es sabido que la pandemia está ocasionando grandes estragos en la economía de muchas familias, que en estos meses se han visto sumidas en la pobreza. La mayoría de actividades económicas han sido paralizadas debido al Covid-19. El ERTE ha sido la alternativa para muchas familias y el Ingreso Mínimo Vital para otras. Esta ayuda se presentaba como la posibilidad de muchas familias españolas para poder llegar a fin de mes. La realidad es que el importe del IMV no está siendo suficiente para poder cubrir las necesidades mínimas.
Un gran «escudo social»
Así presentaron Sánchez e Iglesias el IMV, como el bálsamo que evitaría que «nadie quedase en el camino». Una especie de broma, en realidad. Con tan solo 18,09€ se supone que esta madre de tres hijos tiene que salir adelante y cubrir todos los gastos «mínimos vitales». La mujer además, cuenta con una pensión de manutención que su ex pareja pasa cada mes a sus hijos, de 180€ por hijo. Unos ingresos totales que en absoluto permitirán que esta familia subsistan.
El IMV lo han cobrado solo 400.000 personas hasta noviembre, a pesar de que la medida se aprobó en mayo. La cifra estimada a la que el Gobierno pretendía llegar estaba en 2,3 millones de personas. Parece que las cifras no encajan. El único sustento con el que se supone que las familias iban a contar no llega. Y si llega, lo hace de manera precaria si no bochornosa. Los números hablan por sí solos, y reflejan una realidad demasiado ensordecedora.