El uso de la mascarilla como medida preventiva ante el coronavirus puede causar efectos psicológicos irreversibles.
El constante uso de la mascarilla puede repercutir gravemente en la salud tanto mental como física. Llevar esta medida de protección durante largos periodos de tiempo puede causar estragos.
¿Cómo nos afecta llevar mascarilla?
Los cambios en la sociedad impactan de manera irremediable en la vida de todas las personas que la conforman.
Tras un duro confinamiento, los ciudadanos encontramos restricciones para salir a la calle. Una de ellas es llevar la mascarilla, que nos cubre más de la mitad de la cara. ¿Cómo afecta psicológicamente no ver el rostro completo de las personas con las que nos cruzamos e interactuamos?
Efectos Psicológicos
El psicólogo José Antonio Galiani investigó este tema, acuñando esta idea como síndrome de la cara vacía. El experto explica en su estudio que dicho síndrome provoca una sensación de extrañeza y vulnerabilidad ante nuestra imagen social, pues todavía estamos en proceso de acostumbrarnos a llevar la cara tapada. Esta misma sensación se da de forma inversa cuando no llevamos puesta la mascarilla y nos sentimos expuestos o con la cara vacía.
Alicia Martos, psicóloga, autora de Se hizo el silencio: 22 claves para entender la pandemia, sostiene que «no es ningún concepto psicológico real» por lo que no tiene sintomatología concreta ni diagnóstico. No se puede comparar con los trastornos como por ejemplo: la depresión.
Por otro lado, la psicóloga clínica, Elena Daprá afirma que «si es un síndrome significa que es un conjunto de síntomas mentales y emocionales» que tienen mucho que ver con «el miedo al contagio y a que nuestra vida corra peligro«.
¿Cómo nos afecta?
La doctora Martos explica que el ser humano se rige con seis emociones básicas: alegría, miedo, ira, tristeza, asco y sorpresa. «Con la mascarilla se pierde parte de la transmisión de estas emociones, por lo que es importante transmitirlas verbalmente».
Es posible que perdamos habilidades sociales e incluso se vea dañada nuestra inteligencia emocional. «De todos modos no afecta a todo el mundo por igual, depende de la personalidad y el nivel de vulnerabilidad de cada uno».
Tratamiento
La doctora Daprá, en casos en los que tengamos problemas identificando emociones en personas portadoras de la mascarilla recomienda «fijarnos en la información que tenemos y no la que nos falta».
Para la psicóloga Martos, el síndrome «no tiene tratamiento porque no es un concepto con diagnóstico. Pasa igual con el síndrome de la cabaña, es explicativo de una situación concreta pero no tiene sintomatología ni tratamiento».