La situación irregular de los temporeros dificultan su rastreo
La contratación irregulares de trabajadores temporeros, por parte de intermediarios, dificulta la posibilidad de llevar un correcto control de transmisión de la Covid-19.
En España, muchos inmigrantes dependen de la figura de los intermediarios para trabajar en el campo.
El principal motivo es por que los agricultores necesitan mano de obra inmediata para recolectar y buscan capataces que les proporcionan cuadrillas de trabajo.
La responsable de Accem en Aragón, Julia Ortega, denuncia que estas cuadrillas «son personas que siguen sin hablar el idioma y que los intermediarios se llevan una parte de sus sueldos por encontrarles trabajo, además de que muchas de estas cuadrillas viven en condiciones infrahumanas, hacinadas y con problemas de seguridad».
Una de las situaciones más conocidas está en Albacete. Allí, hace unas semanas, varios grupos de temporeros salieron a las calles de la ciudad para protestar por la indigna situación en la que vívían, hacinados en infraviviendas y sin ninguna garantía para guardar distancia de seguridad, con personas que estaban en cuarentena.
Las penosas condiciones sociales y laborales de estos recolectores de frutas y verduras en España se ha puesto en relieve debido a los brotes de Covid-19. El Gobierno y las Comunidades Autónomas se han puesto alerta ante las dos próximas grandes campañas que se aproximan: la vendimia y la aceituna.
Ante esto, se han aprobado un protocolo de actuación, en la que los empresarios agrícolas deberán de obtener los datos de todos los integrandes de las cuadrillas y podrán garantizar que cualquier persona pueda aislarse del resto en el caso de algún positivo.
Estas personas son conocidas como capataces o manijeros. Tradicionalmente, son aquellos que dirigen una cuadrilla y tratan con los dueños de las plantaciones. Su trabajo se puede basar en dos fórmulas: o estos mediadores controlan bolsas de trabajadores o constituyen una empresa de trabajo temporal.
El problema en el control de la Covid-19 viene cuando estos intermediarios entregan a los empresarios los nombres de las personas y, en muchas ocasiones, no son las personas que realmente están trabajando. Un aspecto que realmente complica el rastreo ante un positivo.
Otro aspecto denunciable son las altas en la seguridad social. Se registran muchos menos días de los que realmente trabajan, por lo que complican el acceso a prestaciones para estos trabajadores. Es por estos motivos, la falta de datos y las documentaciones falsas por los que se complica el rastreo de casos de Covid-19 entre los temporeros.
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