Las limpiadoras de hospitales están condenadas al contagio ante la falta de equipos de protección
Si alguien ha estado al pie del cañón durante los meses más duros de la pandemia, junto a todos los cuerpos médicos de los hospitales, éstas ha sido el personal de limpieza. Las limpiadoras de hospitales han estado condenadas al contagio al no contar con suficientes equipos de protección necesarios.
Condenadas al contagio en hospitales
Aquellos aplausos a las ocho de la tarde iban dirigidos a médicxs y enfermerxs de todos los hospitales, pero obviaban una parte del personal de los hospitales imprescindible: las limpiadoras. La falta de EPIs y mascarillas para estas trabajadoras ha provocado una falta notoria de protección y, en consencuencia, una condena al contagio.
Una desprotección que ha sido reconocida hasta por la Justicia española. El delegado de prevención de UGT en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Miguel Ángel Romero, afirma que los limpiadores tienen miedo a levantar la voz. «Tal y como están las cosas, nadie se quiere jugar el pan», justifica el delegado, el cual no evitó ser contagiado de coronavirus.
Ha sido durante los meses de marzo, abril y mayo cuando las limpiadoras de hospital se han sentido más desprotegidas. Miguel Ángel Romero decidió imponer una demanda, cuyo Juzgado aprobó. En la sentencia, la jueza habla de «hecho notorio» sobre las «carencias de EPIS para las limpiadoras».
Una mascarilla por trabajador
Las propias limpiadoras denunciaron que sólo se repartió una mascarilla por trabajador de limpieza. Ni siquiera se repartieron batas, ni monos, en limpiadores de la UCI. Las mascarillas FPP2 fueron retiradas por su estado defectuoso, lo que supuso para el jugzado un incumplimiento flagrante de la ley de riesgos laborales.
Esta situación fue similar a la vivida por los trabajadores del Hospital Gregorio Marañón. El responsable sindical del centro, Victor Tomé, cuenta que se dieron EPIs a «cuenta gotas» y que se modificaron los protocolos «al antojo del centro». La Consejera de Sanidad no responde sobre la cifra de limpiadoras contagiadas, pero ronda una cifra cerca de los 9.000 bajas. Algunos políticos achacan estas bajas y contagios a la precariedad producida por las privatizaciones de las empresas de limpieza.
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