Italia supera a España con el número de inmigrantes desembarcados en 2020, una cifra récord para Italia desde el 2017. Tras la crisis sanitaria, seguida de la crisis económica, Italia se encuentra ante un nuevo problema social.
En el mes de julio, son demasiados los inmigrantes que han llegado a las costas italianas, el número se sitúa en torno a los 5583 inmigrantes según los datos del Ministerio de Interior.
Una cantidad de personas imposible de gestionar si se piensa a los recientes acontecimientos sucedidos en Amantea, Calabria y en Porto Empèdocle en Sicilia. La fuga de inmigrantes ilegales en la provincia de Agrigento y Caltanissetta son la prueba de que todo el sistema de gestión de desembarques se encuentra en una grave situación.
Pero volvemos al duelo Italia-España: según los datos proporcionados por ACNUR son alrededor de 9270 los inmigrantes que cruzaron la frontera de nuestro país en 2020, mientras que en Italia el total va más allá de los 12 mil.
Italia no llegaba a esta cantidad de inmigrantes desde el 2017 cuando desembarcaron más de 119mil inmigrantes. Además en España en este mismo año fueron 22mil los que llegaron a nuestras costas.
En 2018 en Italia a causa de la política del ex ministro de Interiores, Matteo Salvini, y el cierre de los puertos italianos a las ONG, se encontró un efecto de catalización inversa. Mientras que en territorio italiano el número de desembarques total se desplomaba, en España se duplicaba. En el año siguiente la tendencia entre ambos países permaneció, y al inicio de 2020 entró en acción el plan de Madrid: la nueva línea de Pedro Sánchez contra la inmigración. La voluntad del líder del PSOE ha sido reducir los desembarques en un 50% imponiendo nuevas restricciones a todas las ONG y exigiendo una mayor colaboración de Rabat.
Hay, por supuesto, diferencias entre ambos países, al igual que existen grandes diferencias con los principales interlocutores fuera de las fronteras. Hay que subrayar, que Marruecos no es Libia y podemos afirmar que nuestro gobierno ha ganado una posición más activa por parte del socio norteafricano dado que la ruta que interesa a Marruecos contiene un flujo migratorio menor que el del territorio libio.
La estrategia española es la «inmigración ordenada»: no sólo limitando los desembarques, sino reduciendo las intervenciones en el mar y reforzando la cooperación entre países.
Gracias a las experiencias maduradas con los casos específicos de los enclaves de Ceuta y Melilla, y sobre todo gracias a la gestión de los flujos de inmigración. España ha sabido hacer una política más moderada en lugar de cerrar sus puertos.
Artículo de nuestro corresponsal en Italia, Francesco Leone.
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