Comunidades desescaladas individuales
La fase 1, que empezó el 11 de mayo para más de la mitad de la población española, ha sido asimétrica: todas las comunidades quieren una fase 1 a su medida. Estas demandas están siendo atendidas por el Consejo Interterritorial, que ha reunido a los representantes del Ministerio de Sanidad con los de las comunidades autónomas.
El País Vasco no ha entrado plenamente en la fase 1, ya que desde el primer momento acordó con el Ministerio de Sanidad restricciones a las condiciones generales.
Entre ellas se encuentran no salir del municipio de residencia salvo causa justificada ni las reuniones con familiares o amigos en lugares cerrados. “El Gobierno vasco ha querido plantear el tránsito a la fase 1 incorporando un plus de prudencia y seguridad, con disciplina en el rigor científico y con una perspectiva de progresividad”, dice el decreto público que ha sido publicado en el Boletín Oficial del País Vasco.
Tampoco se permitirán actos culturales ni abrirán establecimientos culturales que en principio podrían haberlo hecho con la fase 1. Los museos vascos han acordado abrir conjuntamente a partir del 1 de junio. En las playas se permite el paseo y la práctica deportiva, pero no los baños ni tomar el sol tumbado en la arena. Valencia, cuyos principales indicadores de la pandemia (casos, muertes, hospitalizaciones y entradas en la UCI) son mejores que los del País Vasco, está descontenta por no haber podido pasar de fase a sus áreas más urbanizadas. Madrid y Andalucía también han mostrado quejas de que solo una parte de su territorio haya pasado a la fase 1.
Por su parte, Murcia ha pedido modificaciones después de acordar con Sanidad el cambio de fase. La comunidad tiene los mejores parámetros tan solo después de Canarias, pero aun así han decidido prohibir los espectáculos al aire libre. Sanidad confirma esta decisión, y que debe ser compartida. Canarias y Baleares han pedido que el proceso se acelere en las islas menos afectadas, que ya pasaron antes que las demás a la fase 1. Varias comunidades han imitado esta solicitud, alegando que en las zonas rurales poco pobladas y donde apenas ha habido incidencia del virus puedan avanzar más rápido que el resto.
Los expertos no se muestran preocupados con esta disparidad: “Cada comunidad tiene unos intereses, pero en lo que hay que pensar es en términos de minimizar las probabilidades de que alguien infectado transmita el virus”, comenta Joan Ramón Villalbi, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas). Recomiendan que se expongan medidas que no incrementen el riesgo de contagios, que queden claras sus razones y se establezca un sistema de monitorización para ofrecer información clara a la población. El ex secretario general de sanidad, José Martínez Olmos, afirma que no ve problema a esta disparidad, y que en caso de que estas propuestas sean aceptadas, haya posibilidad de incluirlas en el resto del territorio.
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