Desde hace semanas que los féretros ocupan los 1.800 metros cuadrados que ocupa la pista del Palacio de Hielo, un gigantesco centro comercial convertido en morgue por la crisis del Coronavirus. Los fallecidos llegan por las noches en las furgonetas de la Unidad Militar de Emergencia (UME) y van saliendo a medida que las funerarias pueden hacerse cargo del masivo número de encargos que llegan continuamente.
“El Mundo” ha publicado en su portada de la edición de hoy, miércoles 8 de abril, la fotografía con los féretros de las víctimas del Coronavirus, alineados sobre el hielo de la pista de patinaje del complejo.
Una imagen que pronto ha hecho eco y se ha convertido en una de las imágenes más icónicas de la pandemia. Sin duda una realidad que golpea y no deja indiferente a nadie.
En el centro comercial, mayormente cerrado, todavía están abiertos una farmacia y un Supercor. Uno de los trabajadores afirma que estaban acostumbrados al ruido de las máquinas de hielo, pero que ahora se mantienen encendidas todo el día a plena potencia. Procuran no pensar en lo que está ocurriendo al otro lado del techo.
La cristalera que permitía ver la pista desde el piso superior está tapada, y todos los accesos vallados o protegidos por la Policía Nacional y la Policía Municipal. Dentro, sobre unas lonas de plástico grueso habitualmente usados en tiendas de campaña militares con el fin de que la madera no toque directamente el hielo, el personal de la UME trabaja a ocho grados bajo cero para que los féretros puedan ser colocados o retirados para llevarlos a su destino final.
El Palacio de Hielo fue el primer lugar habilitado en Madrid para acoger a los miles de personas que han fallecido por coronavirus. Después llegarían el edificio ubicado en la futura Ciudad de la Justicia y el Palacio de Hielo de Majadahonda, habilitados con el mismo fin.
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