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Un estudio elaborado por investigadores de la universidad de Colorado mantiene que los vecinos de los pisos de arriba envejecen más rápido que los que viven en el primero. Según la investigación, una modificación en altura tan ridícula como unos pocos centímetros, es suficiente para hacer que, a la larga, dos de los relojes atómicos más precisos del mundo -y de la historia- den mediciones distintas.
Los científicos saben desde hace décadas que el tiempo pasa más rápido a grandes alturas, un curioso aspecto de la teoría de la relatividad de Einstein que había sido demostrado comparando el avance de un reloj a ras de suelo con otro sobrevolando la Tierra en un cohete.
Ahora han demostrado que los vecinos que viven en pisos más arriba envejecen más rápido.
Expertos del JILA, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de la Universidad de Colorado, demuestran que el tiempo pasa de formar diferente entre dos capas de átomos separadas por un milímetro.
El equipo que coordina ha encontrado una forma de utilizar un reloj atómico para demostrar un principio de la relatividad general y sus resultados han sido publicados en la plataforma Arvix.com
Los relojes atómicos son los cronometradores más precisos del mundo. Utilizan láseres para medir las vibraciones de los átomos, que oscilan a una frecuencia constante, como muchos péndulos microscópicos que oscilan en sincronía. Los mejores relojes atómicos del mundo marcan el tiempo con tal precisión que, si hubieran estado funcionando desde el comienzo del universo, en la actualidad solo estarían desfasados alrededor de medio segundo.
Para los átomos que están más alejados del suelo, el tiempo pasa más deprisa porque, según la teoría de la gravedad de Einstein, esta fuerza fundamental atrasa los relojes.
Según este medio, los investigadores comprobaron que el tiempo se movió un poco más rápido en la parte superior de esa muestra que en la parte inferior.
Lo que viene a significar que habríamos envejecido un segundo más a lo largo de 300.000 millones de años. En resumen, y volviendo a la paradoja tan socorrida de los dos gemelos, el hermano que viviera en un escalón superior añadiría a su vida unas millonésimas de segundo cada 80 años. No es mucho, pero es física al fin y al cabo.
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