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Nuevas pruebas confirman una inclinación de la Tierra sobre su propio eje. Han descubierto que en la capa exterior sólida del planeta pudo tambalearse y volcarse en relación con su eje de rotación.
La nueva investigación publicada en ‘Nature Communications’ está dirigida por el Earth-Life Science Institute. El equipo de astrónomos han explicado las condiciones en que La Tierra llegó a producir el fenómeno conocido como ‘desplazamiento polar’. Este es el resultado del movimiento de un polo en relación con un marco de referencia fijo.
La Tierra es una esfera estratificada. Posee un núcleo interno de metal sólido, un núcleo externo de metal líquido y un manto sólido. Este último es la corteza predominante en la superficie en la que vivimos. El movimiento natural de La Tierra es girar como una peonza, una vez al día. El núcleo externo de la Tierra es líquido, por ello el manto y la corteza que son sólidos pueden deslizarse sobre él. Las estructuras densas como las placas oceánicas y los volcanes están cerca del ecuador.
Aunque existe este desplazamiento de la corteza, el campo magnético de la Tierra está generado por corrientes eléctricas en el metal líquido del núcleo exterior. A lo largo de un espacio de tiempo prolongado, el desplazamiento del manto y la corteza suprayacentes no afectan el núcleo. Dichas capas de roca suprayacentes son transparentes al campo magnético de la Tierra. No obstante, los patrones de convección en este núcleo externo están obligados a moverse alrededor del eje de rotación de la Tierra. Esto significa que el patrón general del campo magnético de la Tierra es predecible, como unas limaduras de hierro alineadas sobre una diminuta barra magnética.
Los nuevos datos brindan información sobre la dirección de los polos geográficos norte y sur. A su vez, indican la inclinación y la distancia existente desde los polos. Muchas rocas registran la dirección del campo magnético local a medida que estas crecen. Lo hacen de la misma manera que una cinta magnética graba la música. A su vez, los datos indican una inclinación de unos 12 grados del planeta hace 84 millones de años. Este equipo también descubrió que la Tierra parece haberse corregido a sí misma. Tras inclinarse de lado, la Tierra invirtió su curso y giró hacia atrás casi 25° en aproximadamente cinco millones de años. Los investigadores acertaron al denominar el fenómeno como un «yo-yo» cósmico.
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