En el año 545 dC, los Mayas sacaron provecho a los piroclastos que el volcán Ilopango expulsó y decidieron utilizarlos para levantar una pirámide. El enclave se encuentra situado en San Andrés, en El Salvador, lugar donde en el 539 dC ocurrió la erupción.
El volcán Ilopango en Tierra Blanca Joven, erupcionó en lo que hoy en día de conoce como El Salvador. Según lo datos recogidos por expertos se estima que expulsó cerca de 18 kilómetros cúbicos de piroclastos, unos fragmentos sólidos hechos de material volcánico que salen después de la erupción.
La lava recorrió decenas de kilómetros y la ceniza tapó hasta 10.000 kilómetros cuadrados de terreno, muchas zonas fueron cubiertas por hasta 50 capas de grosor. Es importante reseñar que en aquella época no existía la tecnología suficiente como para poder predecir que un volcán podría entrar en erupción, ni siquiera llegar a intuirlo.
Motivo por el cual la población que por entonces ocupaba aquel territorio no pudo ser evacuada sino que les cogió por sorpresa. Según los registros llegaron a fallecer personas que vivían dentro de los 1.000 kilómetros cuadrados de área, próximos al lugar en donde se hallaba el volcán. Además, una gran cantidad de ciudades mayas quedaron sepultadas bajo la lava.
La pirámide tiene forma de campana y se levantó encima de una plataforma que mide 6 metros de alto, 55 metros de ancho y 80 metros de largo. La pirámide mide 13 metros, tiene una enorme escalera en su centro y cuatro terrazas. Se encuentra ubicada en el valle de Zapotitán a 40 kilómetros del volcán Ilopango.
En su construcción los mayas emplearon una mezcla de piedras talladas, bloques también tallados en piroclastos del volcán y tierra. Algunos de ellos fueron previamente sometidos a datación por radiocarbono.
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