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Una niña de 6 años compra en Amazon. Así es como lo hizo

Una niña de 6 años compra en Amazon por 200 dólares, utilizando las huellas dactilares de su madre para desbloquear su smartphone.

Una niña de 6 años compra en Amazon por 200 dólares, utilizando las huellas dactilares de su madre para desbloquear su smartphone. Y lo consigue de forma brillante, solo tiene seis años, pero ha sido tan astuta como si tuviera diez años más.

Una niña de 6 años compra en Amazon

La hazaña que ha logrado la niña asombra y hace sonreír. No se puede decir lo mismo de la madre, que estaba desesperada por lo ocurrido y bastante preocupada.

La niña se llama Ashlynd Howell y tenía una misión muy concreta que cumplir: comprar en Amazon usando el smartphone de su madre. Posiblemente sin tener que pasar por su consentimiento. Para que conste, Ashlynd lo hizo y se libró de la modesta suma de 200 dólares.

¿Pero cómo, si el teléfono de mamá estaba protegido por las huellas dactilares? Le haremos partícipe del misterio.

Lo que la pequeña Ashlynd ha ideado es algo realmente ingenioso. Primero, esperó a que su madre se durmiera. Entonces, se acercó a su madre con mucho cuidado para no despertarla y le cogió suavemente el dedo, colocándolo sobre el smartphone. Aquí estaba la huella que necesitaba. En ese momento, una vez iniciada la sesión a través de la App de Amazon, sólo tenía que dar rienda suelta a sus compras.

Pero la cosa no acabó ahí, por supuesto.

Al cabo de unos días, suena el timbre. El mensajero. Extraño, debió pensar la mujer, no he comprado nada y, por tanto, no espero nada. Ciertamente, la madre no podía imaginar que los productos entregados estaban destinados a su hija. La compra de 200 dólares consistió en 13 peluches de Pokemón. El pánico se apoderó de la familia. ¿Hacker? ¿Tarjeta clonada? ¿Virus? ¿Robo? No. Mucho más simple, pero mucho menos trivial. Los dos padres nunca habrían llegado a la solución del enigma, si no hubiera sido por la propia hija que lo declaró con una actitud espontánea, entre la ingenuidad y el asombro. Como si fuera la cosa más natural del mundo. Y sin ningún sentimiento de culpa. Sin embargo, no se sabe lo que ocurrió después.

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Contacto:
Verónica Silva Arteaga

Comunicadora Social.

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