Un día de trabajo de la comunidad de científicos que estudian el origen de virus como el SARS o el Ébola con estudios en el hábitat de los murciélagos.
Desde hace varias décadas se sabe que el murciélago, al ser un mamífero volador, es una animal capaz de transmitir numerosas enfermedades ya que, por su sistema inmunológico, no se contagia pero sí puede transmitir la cepas a otros animales y por supuesto a humanos.
Esto ha llevado a que desde finales del siglo XX existan grupos de científicos en activo que recorren las cuevas de China, Malasia y todo el sudeste asiático donde las condiciones climáticas son más proclives para un posible desarrollo, en busca de anticiparse a una posible pandemia.
Uno de estos grupos se hace llamar a si mismo los «cazadores de virus» es capitaneado por el ecologista Philip Alviola y acaba de realizar un intenso trabajo de campo en la provincia filipina de Laguna donde, con trajes dignos de pisar el espacio exterior con monos blancos, mascarillas, guantes, fuertes botas y cubrecabezas, toma muestras para «detener» la acción de los posibles «sospechosos». Están continuamente expuestos a la posibilidad de contagiarse de virus originados por el mamífero volador como ya han sido previamente el ébola, el SARS y el MERS.
Científicos que estudian el origen de virus
Su trabajo consta de agarrar la cabeza de los animales e insertar hisopos por la boca registrando su tamaño para poder predecir cuáles de las más de 1.300 especies de murciélagos son más proclives a estas enfermedades y cuál es la razón. Además, estos equipos han visto que la transmisión parece no estar solo en el animal si no en los residuos que produce como el guano o las bacterias por lo que su exploración en las cavernas resulta casi infinita.
Otro de los científicos que estudian el origen de virus es el veterinario que ha explorado cuevas de más de 30 países, Marc Valitutto, del Instituto Smithsonian en EE.UU, que en una entrevista explica en un reportaje para la BBC «Lo que hemos tratado de hacer durante los últimos diez años es identificar nuevos virus antes de que entren en poblaciones humanas.» Este factor sería clave para como agrega, «Si podemos identificarlos, determinar cuál es su nivel de actividad y cuáles son las amenazas que representan para las poblaciones humanas, podemos trabajar con los gobiernos locales para tratar de evitar nuevos brotes«.
Una posible solución para un problema que actualmente ya se ha cobrado más de 2.500.000 vidas en todo el mundo.
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