En la batalla contra el Covid-19, se confía plenamente en la vacuna, se han considerado los fármacos, solución que no promete nada, pero existe una tercera arma y son los anticuerpos monoclonales. A partir de muestras de sangre obtenidas por los pacientes, los médicos e investigadores llevan a cabo ensayos donde estudian la eficacia de este tratamiento que se crea artificialmente.
De hecho, esta sería una terapia similar al coctel de medicamentos que recibió Trump, cuando se contagio de coronavirus.
Los anticuerpos monoclonales son proteínas producidas de manera artificial para combatir un virus específico.
De esta forma, según explica la investigadora del CSIC, Nuria Campillo, lo que hacen es «unirse al patógeno y lo destruyen«. Hasta el momento, esta tercera herramienta que se quiere usar para combatir el coronavirus, está contemplada en más de 80 estudios clínicos que se están desarrollando actualmente para luchar contra el Covid-19.
La ciencia está en una competencia global, buscando la solución para la pandemia que ha definido el 2020 y, en este caso, de los más de 300 estudios clínicos, el uso de los anticuerpos monoclonales es uno que llama mucho la atención. Aunque es parecido al coctel de medicamentos que usó Trump cuando se contagió de coronavirus, estos anticuerpos se han usado con éxito desde los 90 para luchar contra muchas enfermedades inmúnes como también cánceres. Por ahora, según Campillo, los estudios clínicos «están dando muy buenos resultados».
De esta manera, aunque aún no es definitivo, los investigadores se muestran muy optimistas con esta forma de tratamiento. Sin embargo, la eficacia de los anticuerpos podría presentar una limitación, puesto que se debe aplicar en una fase específica de la enfermedad: «Se debe prescribir a enfermos cuando se prevé que pueden desarrollar una sintomatología grave o severa. Sin embargo, no se puede prescribir cuando el enfermo ya está hospitalizado«.
Por último, una de las ventajas que presenta la producción de estos clones, es que se pueden fabricar de manera artificial en laboratorios de manera ilimitada. Por ejemplo, en España, el CSIC hace parte y esta participando en el proyecto europeo MANCO. Este proyecto consiste en ensayar cómo el virus se puede vencer con defensas artificiales. Por ahora, aunque estos estudios clínicos son prometedores, la competencia por encontrar la vacuna y por su distribución y eficacia sigue en pie y es, hasta el momento, el plan principal de control para el Covid-19.
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