Tengo miedo, mucho miedo. El día 10 de noviembre se acerca peligrosamente y, con él, la llegada a las tiendas de Kinect y todo su apestoso catálogo de lanzamiento. La acogida que tenga el periférico de Microsoft es crucial para el futuro de la industria, y es que un fracaso estrepitoso les haría recuperar el rumbo perdido, pero… ¿y si fuera un éxito? ¿Os lo habéis parado a imaginar? Adiós Xbox 360, adiós próximos exclusivos que no sean kinectadas.
Escalofríos.Seguro que después de pensar sobre ello os vienen, como a mí, ganas de activar la opción de escopeta en Kinectimals para asestarle un buen tiro entre ceja y ceja al dichoso tigre y su manada de amigos, cada cual más payaso que el anterior.¡Ay! Crucemos los dedos para que todo este tema quede en una broma pesada, para que la masa casual no se deje engatusar de nuevo tras la Wii, para que los anuncios de televisión sean tan ridículos como los que ya pudimos ver y para que, en definitiva, dejen de intentar satisfacer a un público que pasa del mundillo y empiecen a centrarse en nosotros, los jugones, que somos a los que han de cuidar.
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