1. Lo primero es el querer. No hay verdad más grande que el que quiere puede, y ante todo hay que mentalizarse de que vamos a cumplir con lo que nos depare el día. Tómate un buen café, mira un poco por la ventana y piensa en la suerte que tienes por estar donde estás.
Aunque suene a tópico devastador, siempre habrá gente en situaciones o con vidas mucho menos llevaderas que la tuya.2. Organiza tus tareas. Ya te has mentalizado de que hoy va a ser un día productivo, muy bien… ahora toca organizarse.
Si trabajas con un ordenador (como el 90% de los currantes de hoy en día) deberías usar, al menos, un gestor de notas o ideas. Evernote es uno de los mejores en este caso, aunque existen muchos otros. Si no dispones de ordenador, un simple bloc en el que apuntar será suficiente. Yo siempre llevo uno conmigo.3. Gestiona el mail. ¿Entras a tu correo electrónico y tienes todo ahí acumulado, desorganizado y… bueno, muy mal puesto? ¡Pues hay que cambiarlo! El mail es la herramienta básica de todo trabajador en la oficina, así que una buena organización (para poder acceder a los correos más rápidamente, más concretamente y, por tanto, de manera más productiva) es fundamental. Crea carpetas como Personal, Trabajo y Varios para empezar y separa tus correos para dejar tu bandeja de entrada libre. Otro día hablaremos de cómo gestionar el mail de manera eficiente más detenidamente.4. Trabaja a dos pantallas. Si tienes la posibilidad de hacerlo en el trabajo, sería genial. Si no, en casa podrías empezar a plantearte lo de tener dos pantallas para el ordenador. Está demostrado que el uso de dos pantallas, por ejemplo, aumenta en un 33% la productividad de una persona.5. Ante todo, constancia. Estos son sólo algunas pequeñas directrices al alcance de todo el mundo para mejorar nuestro día a día, tanto en el trabajo como en casa. Si pillas el hábito, verás como tu rutina se va volviendo más llevadera, lo que conlleva tener la cabeza más despejada. Y recuerda, mens sana in corpore sano. Todo es uno al final.Fotografía