Chatroulette desapareció hace una semana. Su creador colocó un aviso en el que decía que la primera parte de su experimento había culminado. Ahora volviò.
Chatroulette, el sitio web que permite al usuario entablar videochats con otras personas al azar, desapareció hace una semana. Su creador, Andrey Ternovskiy, colocó un aviso en el que decía que la primera parte de su experimento había culminado. Ahora volviò.
Chatroulette en servicio
Pues hoy Chatroulette ha vuelto, con un nuevo diseño. Y el resultado, os puedo decir, ha sido bastante atroz. Lo principal es que el sitio no ofrece ningún tipo de ayuda al usuario: el botón Next (siguiente) ni siquiera está rotulado (apenas es una barra gris horizontal).
No es posible reportar usuarios (no es que eso sirviera para nada en el pasado), y no existe un botón Stop (detener). Además, se han eliminado los canales y el chat local, que en teoría debían ayudar a mejorar un poco la experiencia.Si la primera etapa fue un experimento, esta nueva fase no sé cómo describirla.
De por sí, el hecho de que Ternovskiy dejara el sitio fuera de línea por una semana me ha parecido una locura. Lo peor es que Chatroulette no ha hecho nada para disminuir la presencia de pervertidos y exhibicionistas. El sitio está peor que nunca en ese sentido. Es una verdadera lástima, porque en un momento creímos que podía ser el comienzo de una red social bastante original y divertida.
¿Has oído hablar de esto sitio?
«Chatroulette» un servicio que permite comunicar a personas conectadas en cualquier parte del mundo de forma aleatoria haciendo principalmente uso de la webcam. Aunque también es posible hacerlo a través de la voz o mensajes de chat.
La principal diferencia respecto a servicios como la mensajería instantánea o las redes sociales es que no requiere de una cuenta de usuario ni disponer de una lista de contactos para entablar una conversación. Además, su uso es muy sencillo, simplemente entrar en la web del servicio, activar la webcam del ordenador o la cámara del smartphone y pulsar el botón «Conectar» (o similar).
A priori parece un servicio muy atractivo, sobre todo para los que nos gusta tener amigos por todo el mundo y pasar un buen rato en la red. Haciendo las pruebas para esta nota, hemos logrado conectar en «chatroulette» con gente muy variopinta: un chico haciendo una demostración de kung-fu, señoras en un taller de punto de cruz, una chica que quería enseñarnos a maquillarnos, un joven que quería aprender español.