Llega un momento en el que uno está ya metido en el fascinante mundo de los dominios. Por eso, hay la la posibilidad de vender o subastar el dominio. Como para todo hay una primera vez, os comentaré de un par de cosas que deberíais tener en cuenta a la hora de ponerle precio a una página Web.
Así no nos darán gato por liebre.
Esá claro que a la hora de sacar partido de nuestro dominio el factor más importante y decisivo es el dinero, y el método más usado por los domainers casi siempre es la subasta pública.
Existen cantidad de páginas y de eventos en los que cualquier usuario puede enviar sus dominios para que cualquiera pueda pujar por ellos, a veces con unas cantidades que asustan.
La clave para venderlos es esa, no motivarse con el precio de salida y darle al dominio un valor que creais que realmente tiene. Es muy típico el pensar que de seguro que habrá alguna persona en el mundo que pagaría lo que fuera por ese dominio que vosotros tenéis y ponerle un precio de salida muy alto. Sí, seguro que la hay. Pero no debéis olvidar que el mundo está habitado por una aplastante mayoría de personas que no van por ahí con carteras con un millón de dólares.
Así que sed coherentes. También depende mucho del destino que queráis darle a vuestro dominio. Es decir, hay que tener muchos factores en cuenta a la hora de subastarlo. Si pretendéis meterlo en una subasta en la que, por regla general, se encuentran dominios con precios de salida de 1000 dólares, por ejemplo… entonces sí que está claro que no vais a ponerle 50 dólares de salida. Hay que jugar un poco con todo. Ser consciente del valor real que tiene nuestro dominio y valorarlo en base a eso y a quién y dónde lo vayamos a intentar vender. Existen en Internet muchas páginas que te tasan gratuitamente tus dominios para que te hagas una idea del valor que podrían tener en el mercado. En fin, espero que tengáis suerte.
Al elegir el nombre correcto para su dominio y luego querer revenderlo, con un poco de astucia o un poco de suerte, es posible ganar a veces incluso sumas considerables. En este caso no juega ningún papel la calidad o la complejidad del sitio que ha publicado en su dirección web. En efecto, quien quiera dedicarse a la compraventa de dominios no necesita ningún sitio en sí mismo: es la propia dirección la que tiene valor. Los que tienen un dominio deseado también por otras personas, podrían incluso tener una pequeña fortuna. ¿Pero cómo exactamente? ¿Y qué hay que hacer para vender dominios?
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