Cada año, por estas fechas, los poseedores de dominios empiezan a recibir facturas en sus buzones de correo sobre la necesidad de renovar sus dominios. La cuestión y la picaresca del asunto es que, como ya os habréis dado cuenta la casi todos, la mayoría de veces esos dominios ni siquiera están registrados a nuestro nombre… Si os suena es posible que alguna vez hayáis sido objeto de engaños como éste.
Seguro que a más de uno le han despertado a primerísima hora de la mañana más de una vez (no fallan, son puntuales…) las compañías telefónicas ofreciendo ofertas y servicios de telefonía y ADSL y estas cosas, ¿verdad? Bien, pues lo de esos correos viene a ser más o menos lo mismo.
Cartas que, a simple vista, parecen facturas normales de nuestros dominios y con su correspondiente cuota de renovación. Para alguien que vaya con prisas o que tenga muchos dominios (éstos suelen ser las mejores víctimas) puede pasar desapercibido el auténtico propósito de estas cartas… que no es otro que venderte un dominio que en realidad no tienes. Esta práctica, para nuestra desgracia, no es ilegal. Si lees la letra pequeña en la mayoría de estas “facturas”, lo que te están ofreciendo en realidad es la cuota mensual de ese dominio… y también la la transferencia de sus servicios. Una vez que la víctima paga la cuota de inscripción ya está atado, ya ha firmado el contrato y puede que cuando se vaya a dar cuenta ya sea demasiado tarde para echarse atrás… así que ir con ojo. Leedlo todo muy bien. Siempre. Fotografía