El gigante norteamericano Ford podría anunciar en breve la venta de la mayor parte de Volvo al fabricante chino Geely. Los chinos ya estuvieron a punto de comprar Saab. Según fuentes de la empresa escandinava, citadas por el diario sueco Dagens Industri, el acuerdo está prácticamente firmado.
Ford, acuciado hace meses por la crisis financiera, sólo se encontraría a la espera del mejor momento para anunciar la venta. Según se dice, podría mantener una participación significativa en la marca. Se habla de un período de transición de seis o siete años, pero lo cierto es que perdería cualquier capacidad de decisión sobre el futuro de Volvo.Desde que la noticia trascendió hace unas de semanas, Ford ha estado intentando retrasar al máximo las negociaciones, que se remontan a finales de 2008.
Querían esperar a hacer públicos unos resultados, que mejoran notablemente las pérdidas registras hace seis meses por Volvo y por todo el grupo Ford. El objetivo, sin embargo, no era evitar la venta de la histórica marca sueca sino sacar el mejor precio por ella.PUBLICIDADPUBLICIDADFord, que compró Volvo hace diez años por unos 3.000 millones de euros, podría sacar de esta operación entre 1.670 y 2.800 millones. El grupo americano está encontrando una fuerte oposición entre la plantilla de la empresa, que no ve con buenos ojos entrar a formar parte de otro grupo, cuyas decisiones se tomarán desde China. Ante la oposición inicial de instituciones y trabajadores, los gestores de Geely se buscaron un aliado de peso para llevar las negociaciones: el banco Rothschild que, a su vez, está asesorado por dos ex-presidentes de Volvo: Pehr Gyllenhammar y Hans-Olov Olsson. Hace unos días trascendió que se estaba preparando una oferta final de 1.393 millones de euros que, a buen seguro, para Ford serían maná caído del cielo.Los asesores de Geely cuentan con un socio financiero sueco, del que no se conoce la identidad, cuya principal misión es calmar los ánimos en el país. Allí se sospecha que el plan sería desmantelar las fábricas de la marca. De trasladarse la producción a China, precisamente en lo que más fácil estaría reducir los costes, la industria de componentes sueca recibiría un golpe seguramente mortal.“Si Ford, con una experiencia en este negocio de 100 años, ha fallado en la gestión, ¿qué puede esperarse de una empresa prácticamente nueva que se controlará desde China?”, Magnos Sundemo, presidente del sindicato de ingenieros de Volvo. Traducción Libre. Vía
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