Esta semana, los representantes del Departamento del Tesoro de EEUU han confirmado que seguirán adelante con su intención de realizar una oferta pública de adquisición de acciones del grupo GM a lo largo del año 2010. Desde esa oficina, Herb Allison, a defendido el plan de ayudas a la industria como la única posibilidad frente a su inminente hundimiento de hace unos meses.
Neil Barofsky, el supervisor oficial del Gobierno de Obama para vigilar en qué se gastan los 700.000 millones de dólares del plan de rescte americano ha confirmado que su oficina va a auditar cómo Chrysler cortó relaciones con 2.000 de sus concesionarios hacia finales de año.
GM ha recibido 50.000 millones de dólares y Chrysler alrededor de 15.000 millones. El Tesoro de EEUU desembolsó otros 15.000 millones de dólares para reflotar las financieras de las marcas y 3.500 millones para garantizar los pagos a los fabricantes de componentes por parte de GM y Chrysler. “El colapso de Chrysler o de GM a finales de 2008 habría puesto en un grave riesgo nuestro sistema financiero y a toda la economía”, se escudan los representantes de la Casa Blanca. Sin embargo, el gobierno de Obama ha prohibido a la gobernadora del estado de Michigan Jennifer Granholm, donde se encuentran la mayoría de las fábricas y las sedes de los constructores, que añada otros 1.000 millones de dólares a las ayudas federales. El Tesoro de EEUU controla GM pero quiere dejar de hacerlo lo antes posible y ya prepara la primera oferta de adquisición sobre el gigante del motor. No se sabe qué porcentaje de la compañía saldrá a bolsa pero a la Casa Blanca seguramente le lleve un par de años desprenderse de su 60,8% de acciones de GM.Vía
