A perro flaco todo son pulgas, y a General Motors se le multiplican los problemas últimamente. Después de todo lo acontecido con su filial europea Opel, ahora es Saab la que se encuentra en una difícil situación. Y es que el grupo Koenigsegg ha decidido retirarse de la compra de Saab aludiendo una serie de costosos retrasos en el cierre de la operación y a la última reestructuración que ha sufrido la casa sueca.Con la retirada de Koenigsegg, ahora Saab únicamente tiene el respaldo, aunque no económico, del gobierno sueco, que ha anunciado que espera que Saab sobreviva, pero que no esta dispuesto a salvar a la automotriz más allá de ofrecer garantías de préstamos a un futuro potencial comprador, y nunca ofrecer dinero directo a la firma automovilística.Con todo esto, General Motors tiene varias opciones.
La primera pasa por quedarse con la marca, lo que supondría desembolsar parte de los 400 millones de euros que el gobierno sueco prometió a Saab hace unos meses. Según las condiciones de dicho financiamiento, Saab deberá reformar su estructura de propiedad, lo que significa que deberá encontrar un inversionista privado que acepte asumir el control.
La otra opción es que GM encuentre otro comprador.PUBLICIDADPUBLICIDADEsta segunda opción parece que pasa, según se rumorea, por la compañía china Beijing China Automotive Industry Holding Corp, una parte importante del grupo que formaba junto a Koenigsegg, y que abandonó antes que ésta la oferta de compra de Saab. Ahora parece, de todos modos, que la empresa asiática volvería a estar interesada, por su cuenta, en algunos activos de Saab. Vía
