La economía global del hidrógeno, por la que apostaban en primer lugar la mayoría de los fabricantes hasta hace un par de años tiene una traba muy importante, que también retrasará la llegada del coche de pila de hidrógeno. La capacidad de almacenamiento de los depósitos que hay para este gas resulta limitada y su construcción todavía resulta prohibitiva.
Estos dispositivos están compuestos de una capa de aluminio de varios milímetros de grosor forrada de fibra de carbono. Sin embargo, los investigadores han encontrado nuevas posibilidades en un material procedente de la nanociencia. El objetivo ahora es conseguir un método de nanoconfinamiento que cumpla con los elevados estándares de requerimiento de los fabricantes de coches.
La seguridad es el otro gran problema del hidrógeno que más que peligroso en sí mismo, tiene bastante mala fama a causa de la catástrofe del Hindenburg, en 1937. Conseguir una unidad de almacenamiento 100% segura, que proporcione una autonomía de 1.000 km y no sea muy costosa es la meta de todas las marcas en este momento. PUBLICIDADPUBLICIDADEste nuevo material, no contendría el H2 comprimiéndolo a 700 atmósferas, sino que sería capaz de absorberlo en sus millones de porosidades nanométricas. Ahora mismo, se están buscando la manera de que además sea capaz de actuar con la rapidez que se exige cuando la pila de combustible esté funcionando y el requerimiento de hidrógeno sea constante.