Mercedes ha desarrollado un sistema de conducción automatizada con el que equipa a sus vehículos de prueba y que acaba de presentar a los medios de comunicación.
No se trata de que los coches se conduzcan solos o, mejor dicho, por sí mismos sino de que una serie de robots en su interior hagan que el vehículo realice una serie de maniobras de la forma más precisa posible con el objeto de probar ciertos sistemas de seguridad del vehículo.
Como os mostró el otro día Jordi con el Volvo S60, por muy probado que esté un dispositivo, puede llegar a fallar sobre todo si se trata de un radar.
Por esta razón, los vehículos tienden a llevar varios sistemas de obtención de datos, al radar lo apoyan varias cámaras con un sistema de detección de obstáculos y un GPS que tiene completamente memorizada la carretera.
Un ordenador procesa los datos de estas fuentes y debe discernir cuáles son fiables o no.
En el caso concretos de estos vehículos de prueba, están equipados además con una antena de GPS de alta precisión y de un osciloscopio que es un detector de inercia que les ofrece datos completamente fiables sobre sus desplazamientos relativos.
Ahora ya solo falta poder realizar cuantos experimentos sean necesarios para diseñar, testar y homologar cuantos sistemas de seguridad lleven estos coches aunque para ello es necesaria una precisión mucho mayor que la lograda por cualquier piloto.
Los ejercicios para probar la fiabilidad de cámaras y radares deben cubrir todos los ángulos, velocidades y, en general, escenarios posibles.
Así, resultaría imposible para el mejor piloto del mundo incidir contra un obstáculo a una velocidad determinada y en un ángulo preciso.
Los robot que se instalan en estos coches son capaces de realizar una frenada de emergencia con una precisión de tres centímetros.
Gracias a estos robot, por ejemplo, puede regularse también el despliegue de los airbag para que no salten cuando no es debido, por ejemplo, si el coche da un pequeño salto después de haber tomado un badén demasiado deprisa.
Este es el primer paso para, en un futuro todavía lejano, conseguir sentarnos en el coche y olvidarnos del volante, si queremos.
De momento, además de ahorrar una cantidad increíble de coches chocados, los robot de Mercedes ya le están quitando el trabajo a algún que otro piloto de pruebas y también la posibilidad de resultar gravemente herido en un descuido.
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