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Un robot convertido en simulador de F1 (con vídeo)

Puede que muchos penséis qué conocimiento puede obtenerse de algo así, pero el caso es que un equipo de científicos del Max Planck Institute for Biological Cybernetics liderados por Paolo Robuffo Giordano ha estado trabajando casi dos años para conseguir convertir un brazo robotizado en un potente reproductor de fuerzas G tras conseguir acoplarlo a un simulador profesional de F1.

Hasta ahora, nunca nadie había construido una de estas máquinas de esta manera.
Los simuladores con equipo pesado más comunes utilizan siempre dos tipos de armazón: el CAE (típico de las fuerzas aéreas, una cabina cerrada sobre unos brazos hidráulicos) o plataformas Stewart que, al igual que los anteriores, basan todos sus movimientos en el recorrido vertical de sus brazos hidráulicos.

Además de tener poco recorrido, se mueven sólo en cuatro ejes.
La máquina construida en Alemania ofrece muchas ventajas respecto a esa tecnología.
La primera de ellas es que se ha empleado un Robocaster como base para trabajar, este tipo de robot es barato y se emplea frecuentemente en las atracciones de feria, aunque en ninguna de ellas los participantes pueden intervenir en los movimientos.

Estas máquinas pueden desplazarse en seis ejes y mover pesos de hasta 500 kilogramos.
El CyberMotion Simulator, que así se llama el simulador del vídeo de arriba, reproduce pues más fielmente las fuerzas que puede soportar un piloto de F1.
El logro ha sido presentado hace unos días en una importante feria de cibernética en Alaska (ICRA 2010), donde seguro que ha sido uno de los centros de atracción.
Todo ha sido gracias al trabajo de programación del equipo de Giordano, que ha tenido que innovar completamente en el programa de gestión de esta máquina, no pensada para estos fines en absoluto.
Quién lo diría, porque con un programa de F1, un volante parecido más bien al joystick de un avión y unos pedales, la sensación de inmersión que ofrece a dos metros de altura del suelo debe ser plena.
Gracias a la fidelidad de las sacudidas que propina, Giordano y compañía quieren estudiar cómo actúa el movimiento sobre nuestro cuerpo y cerebro.
No podían haber escogido un vehículo mejor para ello que el Ferrari F2007 en el circuito de Monza.
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