Esta semana, algunos medios de comunicación han destapado que tanto GM como Chrysler emplearon millones de dólares en hacer “lobbying” después de recibir los préstamos del rescate del gobierno de EEUU.
Esta actividad, de la que últimamente se habla en España usando su término anglosajón que significa literalmente “hacer recepción de hotel” por las reuniones que allí se mantienen- no es ilegal pero en muchas ocasiones se considera muy cercana a ello.
Las grandes empresas contratan a asesores de imagen o gabinetes que, a su vez, controlan a personas de gran influencia en Washington que se encargan después de hacer campaña a favor de sus clientes.
Lo habitual es reunirse en la recepción de un gran hotel para realizar presentaciones, aunque detrás de esto a veces se esconden actividades un poco más turbias.
El caso es que, una vez enterado de ello, el gobierno de EEUU parece bastante mosqueado y ha ordenado una investigación.
Según rebelaba la cadena Fox, otras firmas en apuros en ese país como Fannie Mae o Freddie Mac suspendieron este tipo de acciones hasta haber devuelto todo el montante del préstamo gubernamental.
GM y Chrysler no lo hicieron, aunque es amoral, en EEUU es totalmente legal si se realiza sin realizar sobornos y, además en este caso, también tiene su lógica porque en Washington se estaban decidiendo cosas muy importantes para la industria del motor, la concesión de más ayudas entre ellas.
Ahora se ha sabido que GM se gastó hasta 41.
000 dólares en donaciones a grupos asociados a varios legisladores, 36.
000 de ellos fueron a parar a la fundación Black Caucus, del Congreso de EEUU.
Pero lo peor es el monto total de la operación de imagen, que asciende a 8.
4 millones de dólares.
Bueno, quizá lo peor no sea eso sino que se sabe a ciencia cierta que 4.
2 de esos millones procedían directamente del préstamo de la Casa Blanca.
Todas son cifras de la primera mitad de 2010, un período en el que Chrysler ha gastado 1,2 millones de dólares, casi una tercera parte que en 2009 aunque todavía bastante dinero para invertirlo en “educar a las autoridades y legisladores acerca del futuro de la industria del motor y de nuestra compañía”, como afirmaron fuentes internas del fabricante al ser preguntados por los medios de comunicación.
“Todavía hay una fuerte demanda de educación a Chryler por parte de los políticos”, concluyen.
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