Muchas son las voces que hablan de lo necesario de una infraestructura de recarga para los coches eléctricos en las ciudades, pero si se quiere que de verdad haya usuarios que se planteen comprar un coche eléctrico también tendrá que haber posibilidad de hacer lo propio en carretera.
Además, por razones obvias resulta más fácil crear este tipo de instalaciones en carreteras o autopistas que en la calle de una ciudad.
Finlandia, que es un país con escasa población y muy dispersa, se ha dado cuenta de ello y está a punto de aprobar un proyecto para crear la primera autopista ecológica del mundo.
Se trata de situar a lo largo del trazado de una de estas vías suficientes puntos de abastecimiento para coches eléctricos y otros que usen biocombustibles como para que ninguno de sus conductores sufra la famosa paranoia de la reserva.
La carretera tendrá cerca de 140 km, la distancia que separa las ciudades de Turku y Vaalimaa, cerca de la frontera con Rusia.
Las autoridades de la ciudad de Loviisa, a las afueras de Helsinki y las de las poblaciones por las que discurrirá esta vía son las que están liderando este proyecto que, por las noticias que tengo, es único en su género en todo el mundo.
La idea es conseguir que proyectos así se desarrollen en otros lugares e incluso fuera del país.
Esta idea, que parece sencilla, puede generar un importante capital de conocimiento, puesto que en los aledaños de la propia carretera podría aprovecharse la basura local para generar biocarburantes sin necesidad de llevársela a otro lugar para ser procesada.
Entre los sistemas que se tiene pensado implantar hay uno de iluminación inteligente que sólo se activaría cuando hubiera vehículos sobre un tramo determinado de vía.
Por supuesto, también habrá disponibles estaciones de servicio convencionales.
El objetivo es que la carretera esté lista hacia 2016, en estos momentos se está analizando sus costes y viabilidad económica.
De momento, se estima que podría costar alrededor de 700 millones de euros, aunque sus ideólogos esperan encontrar financiación privada de algunas de las grandes multinacionales del país como Fortum, Neste Oil o Ensto.
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