Seguro que más de una ocasión habréis pensado: “espera, pero si en las carreras de resistencia hay hasta 60 coches al mismo tiempo en la pista, ¿cómo es que no se producen cantidad de accidentes en cada competición?”.
Lo cierto es que es un fenómeno casi milagroso los pocos que se dan y, sobre todo, las escasas consecuencias que suelen acarrear a sus protagonistas, aunque para esto hay una razón muy clara: la gran seguridad de los circuitos y de los coches de hoy en día.
Lo que pasa en las pistas, igual que sucede muchas veces en la carretera, es que quien lleva el coche más potente se cree dueño de todo el espacio que tiene ante sí y a sus alrededores.
La semana pasada, durante la carrera de las American Le Mans Series en el Mosport International Raceway, en Canadá, hubo un nuevo ejemplo de ello.
Podéis ver perfectamente la tremenda colisión en el vídeo de abajo, que al principio sorprende incluso a los comentaristas de televisión.
El coche que veis en la foto es el Porsche 911 GT3 Cup del equipo ORBIT/Paul Millar Racing, que en ese momento iba pilotado por Luke Hines.
Por detrás viene a toda mecha el prototipo del Drayson-Lola que conduce Johny Cocker.
El LMP1 es uno de los coches fuertes de la pista y su piloto debió creer tener pasado por completo al Porsche, que por otro lado estaba en la zona sucia de la pista y fuera de la trazada.
Cocker pretende hacer otro adelantamiento más sin tenerlo en cuenta y se lo empotra contra las barreras.
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