¿Cuántos de vosotros no habéis estado 1 minuto -o más- esperando con el coche en un semáforo donde no pasa ni el Tato?, pues eso podría acabarse en un futuro, los semáforos podrían actuar según la necesidades del lugar y así mejorar el tráfico de las ciudades, al menos es lo que prometen los “semáforos adaptativos” un proyecto que está siendo investigado por diversas instituciones.
El principal objetivo de este ambicioso proyecto, llevado acabo en Michigan, Santa Fe, Alemania y Zurich, es mejorar el tráfico de las ciudades, pero que lleva consigo un considerable ahorro en tiempo, dinero y emisiones de gases, al reducir el tiempo de espera de los coches en los semáforos, momento en el cual el consumo y las emisiones de CO2 se disparan, además, el tráfico sería más fluido.
El principio básico de funcionamiento sería que los semáforos se tornarán activos, midiendo el tráfico en las intersecciones donde están ubicados y haciendo los cambios de luces según la situación.
El término “Green Wave” u “Ola Verde”, permitirá que los conductores esperen el menor tiempo posible en las intersecciones, pero también, que la luz verde favorezca que continúen su ruta en el siguiente semáforo.
Una serie encadenada de luces verdes permitiría agilizar significativamente el tráfico en las ciudades, el sistema funcionaría desde un modo arriba-abajo en el que se evalúa el ciclo óptimo de funcionamiento, especialmente en horas punta y en sitios con mucha densidad de tráfico, sin embargo, se enfrenta al problema de que la situación “estándar” puede que ocurra no con tanta frecuencia.
Puede que un día típico, en plena hora punta, y en un sitió minado de coches, los conductores decidan tomar otra vía, algunos ir a estadio a ver el fútbol o simplemente salir más tarde del trabajo/casa para evitar el tráfico.
Desde Suiza proponen un sistema de detección de entrada y salida, de modo que el sistema pueda predecir que por un lado se acerca un número importante de coches y así dar prioridad a esa vía.
Los investigadores implicados han llevado a cabo una simulación en la ciudad de Dresden, Alemania, en un área donde hay 13 semáforos, 68 cruces de peatones, una estación de tren que sirve a 13.
000 pasajeros, en promedio 7 buses y trenes de cercanías circulando en sentidos opuestos cada 10 minutos, en fin, una muestra del caos de las ciudades de países industrializados.
La simulación con sistema de autocontrol flexible, como es llamado, ha dado como resultado una reducción del tiempo de espera en tráfico en un 56% para trenes y buses, 9% para coches y camiones y un 36% para los peatones, claro está, es una primera prueba en condiciones “estándar”.
Sin embargo, tanto en Dresden como en Zurich implantarán este nuevo sistema de monitoreo del tráfico.
Las cifras actuales pueden ser más que un impulso para la aplicación de estos sistemas, en Estados Unidos se estima que las personas invierten 500.
000 años en congestiones de tráfico y un aproximado de 100 billones de dólares en costes.
El algoritmo del sistema funciona en el papel, pero los expertos concluyen que, lamentablemente, “somos humanos, aún somos humanos conduciendo”.
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