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Renault anuncia su plan para convertirse en la marca más ecológica (III)

Estos dos días atrás, os he estado hablando de la estrategia de Renault para reducir notablemente las emisiones medias de su flota.
Como sabéis, gracias a su alianza con Nissan, el fabricante francés posee una ventaja estratégica envidiable en lo que al desarrollo del coche eléctrico se refiere.

Pero eso es para el futuro porque Nissan se está beneficiando ya de las avanzadas mecánicas dCi y de gasolina de Renault.
Además, la marca del rombo está trabajando en una serie de nuevas tecnologías para mejorar la gestión térmica del motor, con las que esperan poder lograr una rebaja de las emisiones de hasta el 14%.

Algunas de estas técnicas se agrupan bajo el término “termomanagement” y sirven para acelerar el aumento de la temperatura del motor.
El sistema está formado por una electroválvula situada en el circuito de refrigeración, después de la culata y del bloque motor.
Al arrancar en frío, la válvula se cierra y permite bloquear la circulación del agua alrededor de las cámaras de combustión.

La ausencia de circulación de agua alrededor de las cámaras de combustión permite acelerar el aumento de la temperatura del motor.
Una vez alcanzada la temperatura óptima, la válvula se abre y el circuito de refrigeración encuentra su modo de funcionamiento normal.
El líquido de refrigeración circula por el bloque motor y por la culata para regular la temperatura.
La EGR es una tecnología utilizada para reducir las emisiones de base del motor.
Consiste en reciclar los gases de escape y volverlos a inyectar en la cámara de combustión para reducir las temperaturas de la combustión y el exceso de oxígeno, que son los dos factores principales que favorecen la formación de los óxidos de nitrógeno.
Con la tecnología EGR de baja presión, se recuperan los gases de escape más tarde.
Son enfriados en un intercambiador de baja presión, lo que permite hacerlos circular por el turbo y mezclarlos con el aire, aumentando la presión.
A continuación son enfriados con el aire en el radiador de sobrealimentación y contribuyen de nuevo a la combustión.
Este bucle frío aumenta el índice de recirculación, mientras optimiza la temperatura y la presión de admisión.
Las emisiones de óxidos de nitrógeno bjan con mayor eficacia y al mismo tiempo se mantiene un mejor rendimiento del motor.
La tecnología EGR de baja presión implica una arquitectura del motor que acorte la distancia entre el conjunto catalizador-filtro de partículas y la entrada de aire.
Hablamos entonces de sistema de post-tratamiento bajo turbo.
Esta proximidad permite hacer funcionar los catalizadores y el filtro de partículas a temperaturas más elevadas, lo que favorece su eficacia.
La mejora conseguida en las emisiones con este proceso se cifra en un 3%.
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