El fabricante francés lanzó a finales de la semana pasada un rimbombante en el que anunciaba su intención de liderar el mercado europeo de fabricantes en cuanto a la reducción media de las emisiones de CO2.
Para ello, Renault se encuentra trabajando en tres vías: mejora del vehículo (reducción de peso, aerodinámica y rozamientos), nuevas motorizaciones más pequeñas y desarrollo de vehículos 100% eléctricos.
Renault se ha dado cuenta de que son los usuarios quienes están ya demandando coches de bajas emisiones, en España, donde el límite fiscal se encuentra en los 120 g/km de CO2, la marca ha acumulado el 40% de sus ventas en 2010 en modelos que ofrecían cifras menores.
Renault propone 48 versiones diferentes con emisiones inferiores a 120 g/km en las gamas Twingo, Grand Modus, Clio (3, 5 puertas y Grand Tour), Mégane (Berlina, Coupé y Sport Tourer) y Fluence, y, el mes que viene, también en Scénic y Nuevo Laguna.
La reducción de emisiones viene aparejada por una disminución considerable del consumo de carburante.
De este modo, si el consumo medio de las versiones de todos los modelos de Renault con emisiones superiores a 120 g/km de CO2 vendidos en España en 2010 es de 6,2 litros/100 en ciclo mixto, la de aquellas versiones inferiores a 120 g/km de CO2 ha sido tan sólo de 4,4 litros/100 (un 30% inferior).
Se estima que, para 2020, nueve de cada 10 coches vendidos lleven todavía motores térmicos, así que conviene seguir desarrollándolos todavía durante al menos otros 20 años.
Si bien, las inversiones ingentes que ahora se están realizando en ellos deberían ir basculando hacia otros sistemas de propulsión de emisones cero a medida que éstos vayan llegando al mercado.
En esto, más o menos, está Renault que ha desvelado su estrategia actual y futura en este sentido, de la que os hablaré mañana.
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