El conglomerado automovilístico alemán, Volkswagen (VW) insistió ayer en la necesidad de implementar medidas de austeridad, que podrían incluir despidos y la clausura de dos plantas en Alemania, debido al descenso general en las ventas de automóviles. Durante una agitada reunión con los empleados en Wolfsburgo, lugar donde se encuentra la sede de la empresa, los ejecutivos de VW afirmaron que la empresa tiene «un año, tal vez dos» para revertir la actual situación.
Sin embargo, el comité de trabajadores expresó su oposición absoluta. Las ventas de autos en Europa aún no han recuperado los niveles previos a la pandemia del covid. Según Arno Antlitz, director financiero del grupo, en el continente se venden dos millones de coches menos al año, lo cual para Volkswagen, líder del mercado europeo con casi un cuarto de la cuota, significa una caída en la demanda de «alrededor de 500.000 coches, el equivalente a dos plantas».
En el 2023, el coloso alemán produjo cerca de 9 millones de vehículos. Las ventas han disminuido en Europa y VW enfrenta una disminución en la demanda de 500.000 coches. Volkswagen, que opera bajo varias marcas incluyendo Seat, Audi y Skoda, anunció el pasado lunes que está considerando el cierre de dos plantas en Alemania y acabar con algunos acuerdos de empleo en seis de sus plantas para ahorrar 10.000 millones de euros, una cifra acordada el año pasado. «Necesitamos aumentar la productividad y recortar los costos; todavía tenemos un año, quizá dos, para volver a la normalidad», indicó Antlitz, quien admitió que la empresa «ha estado gastando más dinero del que ingresa», lo que no es sostenible «a largo plazo». Daniela Cavallo, presidenta del comité de trabajadores, advirtió a los líderes de la compañía que se preparen para «una fuerte resistencia por parte de los empleados».
En la junta de ayer, más de 16.000 empleados ocupaban tanto el inmenso vestíbulo central como el exterior, donde se habían dispuesto pantallas para seguir el evento. La portavoz de los trabajadores alegó que las problemas no se debían a sus instalaciones en Alemania o a los costes asociados a su personal germano, sino a la ineficacia del consejo de gobierno. Debido a ciertas razones históricas, Volkswagen concede considerable influencia a su mano de obra, dando lugar a un comité de trabajadores extremadamente poderoso a nivel mundial cuyos derechos de voto están fuertemente resguardados. En la práctica, resulta enormemente complicado para la compañía cerrar o trasladar una planta sin la aprobación de Cavallo. Asimismo, por cuestiones históricas, la región de Baja Sajonia – ubicación de la ciudad de Wolfsburgo – posee un 20% de las acciones con derecho a voto en Volkswagen. El CEO de VW, Oliver Blume, mantuvo una defensa sólida del plan de austeridad en medio de la lucha contra la caída en la demanda de autos eléctricos y la presión de los automóviles chinos. La meta establecida es alcanzar un margen de beneficio del 6,5% para la marca principal, Volkswagen, para el año 2026, comparado con el 2,3% que se logró en el primer semestre de este año. Esta marca representó la mayoría de la producción del grupo el año pasado. Un representante del Gobierno, compuesto por los socialdemócratas, los verdes y los liberales del canciller Olaf Scholz, confirmó que el Gobierno no intervendría en las negociaciones, ya que es una crisis que la empresa debe resolver internamente. Sin embargo, el ministro de Trabajo, Hubertus Heil, del grupo socialdemócrata, manifestó en la cadena RTL/ntv que «Alemania debe mantener su fortaleza en la industria automotriz» y que es ahora el momento para las negociaciones en VW; es el tiempo para la cooperación industrial y social».
