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Hace un par de meses, una menor de 16 años con autismo sufrió una agresión en Algeciras por parte de una niña de 13 años. El incidente fue grabado y difundido por otra adolescente y el video se volvió rápidamente viral.

A pesar de la intervención de la Fiscalía de Menores, el caso fue desestimado debido a que la atacante era menor de 14 años. Este jueves, tuvimos la oportunidad de conversar con María, la madre de la víctima. Al volver a ver las imágenes del asalto a su hija, María se siente angustiada: «Estoy desolada, no logro conciliar el sueño y siempre estoy sumamente ansiosa.

Aunque mi hija ya se ha recuperado físicamente, psicológicamente aún está afectada. Dice que no quiere formar nuevas amistades porque teme que le suceda lo mismo.»

María recuenta que el encuentro fue una trampa planeada: «Le pidieron encontrarse, como ya habían hecho en muchas otras ocasiones, prometiendo que iban a discutir asuntos personales. Le aseguraron que no iba a recibir golpes, que solo iban a dialogar. Sin embargo, fue una trampa con el único propósito de agredirla», añadió. María narró cómo su hija llegó a casa llorando y bastante nerviosa después del incidente. «Le pregunté qué había sucedido y me explicó que una chica la había atacado, jalándole del cabello. A pesar de defenderse, no pudo darme más detalles, estaba afectada por un gran ataque de pánico. La presunta agresora era alguien que conocía solo de vista, del ambiente de las clases de baile, y lo mismo sucede con la que filmó el vídeo. En cambio, el joven que aparece en el vídeo y la persona que lo compartió en redes sociales son parte de su círculo social habitual», concluyó María.

A pesar de que la madre de la joven agredida rogaba por la terminación de los actos de violencia, acoso y intimidación y solicitaba la implementación de leyes más duras para jovenes, la madre de la atacante tomó la iniciativa para acercarse mediante un programa televisivo y poder establecer una conversación directa con María. La madre de la culpable, identificada como Susana por el programa para proteger su privacidad, expresó: «Te dije, María, a través de la Policía, que aceptáramos nuestras disculpas. Yo hubiera hecho lo mismo en tu lugar, les solicité que te proporcionaran mi número para contactarte. Siempre quise agilizar este proceso». «También necesito que me comprendas porque no apruebo lo que mi hija ha hecho. Su comportamiento fue terriblemente erróneo. Sin embargo, quiero recalcar que este hecho es aislado y no refleja cómo ella normalmente se comporta. Se horrorizó al verse en el video y no tenía consciencia de que Ana fuera asperger. Lloró dolorosamente, se arrepintió y la ha pasado terriblemente. Nos duele mucho, así como a ustedes», añadió Susana. Mientras, María declaró que nunca recibió las disculpas de Susana a través de la Policía, además, extendió una súplica a la madre de la agresora: «Colabora conmigo, busca apoyo en mí y, por favor, no más violencia. No quiero más agresiones. No solo quiero evitar que tu hija lo haga de nuevo, sino que tampoco sea víctima. Lo que estoy haciendo no es por mofa. Soy una portavoz de los que viven agresiones, acoso y bullying y pido que la ley de menores sea ajustada. Es mi única súplica». «Mi hija me lo confesó y solo al verse en el video se dio cuenta de la magnitud del error que había cometido y del dolor que había infligido. Está muy arrepentida y, como mencioné, esto es un incidente aislado.

Sin lugar a dudas, mi hija no repetirá este error. Quiero aliarme contigo ya que estoy completamente en desacuerdo con esta situación. Este problema nos ha causado una terrible situación, mi hija no puede asistir a la escuela, han incluido su nombre en grupos de Whatsapp, mostrando fotos de la entrada de nuestra casa, nos amenazan con acabar con nuestras vidas. Reconozco que el comportamiento de mi hija fue incorrecto, y ella también lo sabe y lo acepta. Sin embargo, insto a las personas a considerar que están señalando a una niña de trece años. Esta situación es sumamente complicada. Lo que más anhelo es que cese el acoso hacia nosotros, especialmente hacia mi hija. «Por favor, ya basta», declaró Susana, mientras las lágrimas corrían por su rostro.

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